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Pablo Iglesias al Infierno, Pedro Sánchez al Purgatorio
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Pablo Iglesias al Infierno, Pedro Sánchez al Purgatorio

lunes 13 de julio de 2020, 12:42h
Las dos elecciones autonómicas del 12 de julio han enviado al líder de Podemos al Infierno político y al del PSOE al Purgatorio. En Galicia y en Euskadi ninguno de los dos representa al poder o a la oposición. Los socialistas son tercera fuerza en ambas Comunidades; y la formación morada ha desaparecido en la gallega.

Núñez Feijóo se presenta como el nuevo líder de la derecha española. Desde su tierra y con su programa, sin querer compañeros de viaje, con un discurso moderado y nacionalista ha conseguido su cuarta mayoría absoluta. Lejos de la dirección nacional y sin hacer caso a la estrategia de “España suma” que Pablo Casado articuló para Euskadi con Inés Arrimadas.

Nada ha ganado el PSOE en estas elecciones. Un escaño más en el País Vasco por el hundimiento de Podemos, su socio en el Gobierno de la Nación. Una tercera posición en los dos territorios que le puede servir para negociar su apoyo al PNV de Urkullu y Ortúzar, dos políticos que han hecho de la moderación la mejor de sus bazas. Y poco más. Posición de debilidad en España y peor aún de cara a los difíciles encuentros que va a tener en los próximos días en Europa de cara a las ayudas financieras que necesitamos.

Los resultados de Galicia y Euskadi dan fuerza a los deseos de Bruselas de pactos entre las dos grandes fuerzas de la política española. Pactos para enviar unos Presupuestos Generales creíbles y defendibles ante la

Comisión, ante el Consejo, ante el Eurogrupo, ante el Parlamento europeo, y ante el Banco Central y el Fondo Monetario. Muchos examinadores que creen que el alumno Sánchez tiene que cambiar de compañero de pupitre.

Ese compañero se llama Pablo Iglesias y lleva más de un año en una pendiente que le conduce a los infiernos de la política. Si al PP su unión con Ciudadanos no le ha servido de nada; a Podemos la suya con Izquierda Unida, tampoco. Iglesias ya tiene fecha de caducidad, lo mismo que la tiene Alberto Garzón. Los dos están en el Gobierno de Sánchez, con un desgaste personal y político que no les ha servido de nada.

Iñigo Errejón y Manuela Carmena le pusieron a su antiguo compañero en la fundación y desarrollo de Podemos los primeros escalones de bajada al inframundo electoral. Más Madrid tenía un recorrido tan limitado como la han tenido las Mareas gallegas. Partida en trozos, como lo ha estado la mayor parte de su existencia, la izquierda a la izquierda del PSOE se queda en nada en las urnas.

Son otros los que recogen ese testigo y se llaman BNG y Bildu, tan de izquierdas radicales como los de Podemos pero con un componente nacionalista que les acerca mucho más a los votantes frente a unas derechas que parten de ese mismo principio de proximidad. En el PNV es más claro que en el PP gallego pero se basan en los mismos principios, con una peculiaridad más muy digna de tenerse en cuenta: los dos son católicos y con fuerte relación con el Vaticano.

Puede parecer distante y hasta chocante pero uno de los grandes vencedores de estas elecciones autonómicas es el Papa Francisco. El poder de la Iglesia es muy grande y el Gobierno de la Nación no ha parado de buscar el enfrentamiento. Por eso, la comparación de cielo e infierno, encaja con lo ocurrido en las urnas.

Al Podemos de Iglesias e Irene Montero y a la IU de Alberto Garzón les va a ocurrir lo mismo en Cataluña en cuanto se convoquen y celebren elecciones. Torra y Puigdemont van a colocarles en el ascensor de bajada. En

Andalucía lo han hecho Teresa Rodríguez y José Maria González. En el resto de España, el “sarampión político” que les afecta no parece que tenga cura, ni que ninguno de los dos dirigentes de Unidas Podemos tenga la vacuna adecuada.

La mejor forma de ver lo ocurrido está en los siguientes quince puntos, cinco por cada Comunidad autónoma, y otros cinco de conclusiones que resumen el presente y el inmediato futuro de los dirigentes y las formaciones políticas:

GALICIA SE VUELVE MAS NACIONALISTA

1.- El moderado Feijóo demuestra su poder al más radical Casado. Cuarta mayoría absoluta, empatando con lo que consiguió Manuel Fraga. Sin “ayudas” de Ciudadanos, ni gestos hacia Vox.

2.- El Bloque Nacionalista Gallego se lleva los catorce escaños que perdieron Podemos y las Mareas tras su ruptura. La atomización de la izquierda marxista se paga en las urnas. Y aparece una líder como Ana Montón, convertida en la oposición a Feijóo y al Partido Popular.

3.- El PSG, el socialismo gallego, se queda como estaba. Tercera fuerza cuando aspiraba incluso a gobernar en coalición, como en el Estado. Un mal resultado que alcanza a Pedro Sánchez.

4.- Tanto Ciudadanos como Vox se quedan sin representación. El PP engulle a toda la derecha y aleja a Arrimadas y a Abascal de sus sueños galaicos. La política desde el poder les cierra el paso.

5.- Un facto de corrección, que no de resultados globales, es la necesidad de superar la barrera del 5% en votos que existe en Galicia; con el 3% que hubo, Podemos habría conseguido tres o cuatro escaños, pero no habría evitado el hundimiento.

EN EUSKADI SE CONSOLIDA EL NACIONALISMO CATOLICO

6.- Con el respaldo estratégico del PNV que dirige Ortuzar, el lendakari Urkullu aumenta el dominio del catolicismo nacionalista que representa su partido. Pactará con los socialistas vascos sabiendo que el tripartito de izquierdas es imposible y que será Bildu su oposición en el Parlamento autonómico.

7.- La formación heredera de Herri Batasuna, la “madre” ideológica de la antigua ETA, sigue creciendo a costa de la izquierda radical que representa Podemos, y aumenta su distancia con los socialistas vascos, por más que éstos “presuman” de haber ganado un escaño.

8.- La fórmula que idearon desde la sede central de Génova para reunir votos en torno al PP ha fracasado. Los nueve escaños que consiguió el partido en 2016 con Alfonso Alonso, que se negó a los acuerdos con Ciudadanos, se han quedado en cinco con Carlos Iturgaiz. Un suspenso para las notas de Pablo Casado a nivel nacional.

9.- En Alava, Santiago Abascal consigue el primer parlamentario de Vox en el País Vasco, un pequeño triunfo que va a “vender” como si fuera la conquista del Himalaya. Un escaño a costa del PP y que ayuda a “esconder” el fracaso en Galicia.

10.- PNV y PSOE se ven condenados a repetir sus acuerdos. El PNV no puede, ni quiere los votos de Bildu; y el PSOE ni puede, ni quiere intentar un asalto al gobierno vasco pues no le dan loos números. El nacionalismo en su conjunto, sumadas los escaños y votos del PNV y Bildu se acerca al 70 por ciento de respaldo ciudadano.

EN EL EJE IZQUIERDA-DERECHA NADA HA CAMBIADO

11.- Si se examinan los resultados en Galicia y Euskadi desde el punto de vista del eje izquierda-derecha nada ha cambiado respecto a 2016: la derecha gallega, con el PP mantiene su enorme ventaja mientras que la izquierda se reparte sus escaños con distintos nombres, pero sumando lo mismo.

12.- Ese cambio en el ámbito de la izquierda acentúa el carácter más nacionalista que le dan Bildu y el BNG, por encima las dos formaciones del PSOE y Podemos. Lo que pierden unos, sobre todo los “morados” por su división, lo ganan los otros.

13.- Pedro Sanchez tendrá más dificultades en Europa para defender sus posiciones y las de España frente al núcleo duro que encabezan Holanda y Austria y que ya le ha derrotado en la elección perdida por Nadia Calviño. Pablo Iglesias, por su parte, se dirige hacia la pérdida del poder que aún conserva a nivel del Estado. Su figura política sale muy debilitada para contento de los que mandan en Bruselas.

14.- Los resultados demuestran que la factura de la crisis sanitaria y económica por la pandemia del coronavirus le pasa factura al Gobierno. Sánchez tendrá más facilidad para efectuar un cambio en profundidad de cara a las exigencias europeas para que consigamos los ansiados 140.000 millones de euros en ayudas.

15.- Si por un lado, los seguidores de Feijóo dentro del PP y de una gran parte de la derecha económica, pueden volver a pedirle que “ venga” a Madrid para pilotar al partido de cara a las futuras elecciones generales, propiciando un Congreso extraordinario si hiciera falta y desplazando a Pablo Casado y a la influencia de José María Aznar; por otro, los barones socialistas contrarios a la política de Pedro Sánchez salen fortalecidos en la distancia, con un Felipe González que puede aglutinarlos para intensificar la oposición interna del PSOE. Muy difícil de ejecutar tanto los ataques como las defensas.