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Calvo e Iglesias, el que se fue a Sevilla, perdió la silla
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Calvo e Iglesias, el que se fue a Sevilla, perdió la silla

Ambos vicepresidentes pueden perder su poder por culpa del coronavirus, siempre en beneficio de Iván Redondo, convertido en el único hombre de fuerte del gabinete de Sánchez

Desde la formación del gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos, todas las miradas han estado puestas en los dos principales vicepresidentes de Sánchez, la cordobesa Carmen Calvo, cuyo apoyo al líder socialista fue clave para sus victoria sobre Susana Díaz, y el fundador de Podemos, Pablo Iglesias. Todo el mundo considera que iba a ser una relación difícil y así lo esta siendo.

Carmen Calvo, acostumbrada a hacer y deshacer durante el año y medio que duró el primer gobierno de Sánchez tras salir adelante la mociono de censura contra Mariano Rajoy, no iba a permitir que Iglesias le disputara el terreno. El mismo hecho de que el líder socialistas nombraste hasta cuatro vicepresidentes fue un modo de rebajar el nombramiento del líder podemita.

La lideresa socialista se sintió también atacad por otro flanco, el del poderoso jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, cuyo poder ha oscurecido el de todos los demás ministros de gobierno, incluido el del propio secretario de organización del PSOE, José Luis Abalos, cuyo nombre sonó incluso como sucesor de Sánchez cuando éste no solo no consiguió la mayoría absoluta ene las elecciones del 10 de noviembre, sino que perdió diputados. Ambos han sido los dos principales damnificados por la entrada de Podemos en el Gobierno.

Durante los dos primeros meses de gobierno, Carmen Calvo no pilló bola y parecía que todo el brillo iba a parar a los ministros de Podemos, empeñados en a

Poner sobre la mesa del Consejo de Ministros sus propuestas, como el salario mínimo, o la ley cae control de alquileres. Incluso el ministro de IU, Alberto Garzón, lanzó por su cuenta una ley para limitar la publicidad de los juegos on line, donde finalmente le salió el tiro por la culata. Ni siquiera las otras dos vives, Nadia Calviño y Teresa Ribera, parecían contar para nada.

El punto culminante de la batalla en las sombras fue la ley de Libertad Sexual que Irene Montero, la mujer de Iglesias, quería sacar a toda costa el 8 de marzo, día de la Mujer, que las feministas más radicales con el apoyo de los transexuales, querían convertir en un símbolo pasando por la izquierda al propio PSOE.

Carmen Calvo no solo trató de parar el anteproyecto de la ley Montero, sino que hizo suyas los lemas del 8 de marzo y allí se presentó con la ministra de Política Territorial, Carolina Darias. Casualidades de la vida, Montero y Darías son las dos ministras contagiadas por el virus y ahora Calvo está también pendiente de los resultados de los análisis que le han hecho tras haber tenido problemas de respiración.

Echando la vista atrás se puede presuponer que tanto Montero como Calvo fueron las que convencieron a Sánchez para que no suspendiera las manifestaciones del 8 de marzo.

Curiosamente también, la crisis del coronavirus des lo que había permitido a Carmen Calvo volver a convertirse en la única vicepresidenta en el Consejo de Ministros de crisis nombrado por Sánchez y en el que no hay ningún ministro de Podemos.

Acuciado por la decisión de Sanchez de relegarle del gabinete de crisis, Iglesias se vio obligado a romper con la cuarentena a la que estaba obligado por el virus de sus mujer, ahora le tocará a Calvo tomar seguramente la misma decisión si no quiere volver a perder el terreno conseguido. A los dos les puede ocurrir lo que dice el viejo dicho castellano: el que fue a Sevilla perdió la silla”