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Dudas hasta el final: El Gobierno en manos del gallego Rego y la canaria Oramas
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Dudas hasta el final: El Gobierno en manos del gallego Rego y la canaria Oramas

Hasta la última hora las dudas sobre la investidura de Pedro Sánchez se van a cernir sobre el candidato socialista que, por otra parte, está dispuesto a hacer lo que sea para conseguirlo caiga quien caiga sabiendo que de no conseguirlo su carrera política habrá terminado.

A la hora de cerrar estas páginas Sánchez tiene asegurados sus 120 diputados, más los 35 de Podemos, más los 6 del PNV, más los 3 de Más País-Compromís, más uno de Nueva Canarias, más el de Teruel Existe, en total 166 votos a favor.

Enfrente tendrá también asegurados los 89 del PP, los 52 de Vox, los 10 de Ciudadanos, ocho de JxCat, los 2 de Navarra Suma, otros dos de la CUP, y uno más del Partido Regionalista Cántabro. En total, 164 en contra. Si los 13 de ERC y los 5 de Bildu se abstienen, la elección de Sánchez quedaría en manos del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Néstor Rego, y de Ana Oramas (Coalición Canaria), Bastaría con su abstención pero si por una casualidad uno de ellos votara en contra todo el tinglado de Sánchez se vendría abajo.

Todas estas combinaciones están a expensas de que finalmente no surja alguna sorpresa final como ya ocurrió en 2003 en la Asamblea de Madrid cuando dos diputados regionales del PSOE decidieron ausentarse de la votación en protesta del pacto hecho por el candidato de su partido, Rafael Simancas -que es el que está negociando con Adriana Lastra la investidura de Sánchez- con Izquierda Unida. Nadie parece contemplar esta posibilidad aunque la líder de Ciudadanos Inés Arrimadas en un desesperado intento por impedir el pacto PSOE-Podemos- ERC se ha dirigido a los políticos socialistas reclamándoles que paren la deriva de Sánchez.

Antes de la votación final prevista para el 7 de enero y superado el trámite del visto bueno dado a la abstención por parte del Consejo General de Esquerra Republicana, Pedro Sánchez aún tiene que lidiar con la Junta Electoral central que este viernes por la tarde tiene que decidir si la inhabilitación dictada contra Quim Torra incluye o no su defenestración inmediata como presidente de la Generalitat, cosa que de producirse finalmente podría provocar que los diputados de ERC cambiaran de opinión sobre la marcha.

Lo esperado, sin embargo, es que los magistrados de la JEC acaben aceptando, como ya hizo Manuel Marchena em el juicio del procés, que lo mejor es no meterse contra los independentistas catalanes para que no l.es ocurra lo que les ha pasado al juez Pablo Llarena, instructor del caso del procés y de las fallidas euro órdenes judiciales contra Puigdemont.

En los pasillos del Supremo todavía se recuerdan las palabras de Llarena cuando jueces belgas y alemanes comenzaron a darle palos judiciales y los independentistas procesados a burlarse de él: "Estos e van a enterar de lo que es el Supremo". Lo mismo les ha ocurrido a los fiscales del procés que se han tenido que aceptar finalmente las tesis del Gobierno a través de la Abogacía del Estado. Todo ello ha dado la razón a los que han venido acusando a los jueces españoles de estar super politizados ya que se acaban aviniendo a lo que dice el Gobierno de turno.

A los jueces españoles ya solo les queda irse a Europa a hacer cursillos de reciclaje judicial para adaptarse a la nueva situación que también está aprovechando Vox para denunciar la existencia de una campaña europea contra España que le permitiría seguir aumentando su base social enfrente de un Partido Popular cuyo líder, Pablo Casado, parece de nuevo superado por los acontecimientos e incapaz de encontrar una salida que demuestre que los votos al PP valen para algo, cosa parecida a lo que le ocurrió a Albert Rivera cuando no supo manejar sus 57 diputados que había conseguido en las elecciones del 28 de abril.