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La bisagra del Estado se llama Iglesias
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La bisagra del Estado se llama Iglesias

martes 12 de noviembre de 2019, 12:15h
A él le gusta el papel de “pegamento” desde que comprendió que no iba a ganar en las urnas al PSOE

Pablo Iglesias cumplió esa función para unir fuerzas vascas y catalanes y echar del poder a Mariano Rajoy. Quiso hacerlo para que Pedro Sánchez le aceptara en un gobierno claramente de izquierdas y no logró. Puede que ahora unos y otros no tengan más remedio que aceptarlo como bisagra para evitar desastres mayores.

En el País Vasco la suma de votos del PNV y Bildu, los dos partidos con deseos más o menos confesados de lograr la independencia alcanzan los 603.328. Enfrente están los 379. 906 que suman el PSE, el PP, Vox, C´s y Más País. Entre ambos grupos y cumpliendo con su papel de bisagra, que ya utilizó para la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa, está Unidas Podemos y sus 181.337 votos.

En Cataluña, el papel de UP con Iglesias, Garzón y Ada Colau a la cabeza es muy parecido: sus 546.733 votos les convierten en los árbitros entre los dos grandes grupos de independentistas y estatistas. Los primeros, con ERC, JxCat y la Cup suman 1.637.063 votos, mientras que los segundos con el PSC, el PP, Vox y C´s consiguen 1.536.283, cien mil votos menos.

Ese papel, ideológicamente entre la izquierda y la derecha, a nivel del estado le correspondía hacerlo a Ciudadanos, para evitar la necesidad de los dos grandes partidos de contar con los nacionalistas, como ha sido a lo largo y ancho de 40 años, le toca hacerlo a nivel de unidad nacional a Unidas Podemos, que exige cambios en la articulación del Estado pero no el rompimiento del mismo. Una situación que de mantenerse el desafío de los independentistas catalanes llevará a la intervención de la autonomía por parte del gobierno central y a un futuro de dudosa salida.

Con la dureza de Vox en cada sesión del Congreso con sus 52 escaños, por un lado, y con la fuerza que ya tiene en los gobiernos regionales de Andalucía, Madrid y Murcia y en muchos de los grandes Ayuntamientos del país, tanto el PSOE como el PNV y ERC van a tener que contar con los buenos o malos oficios de Pablo Iglesias.

En la tercera de las llamadas Comunidades históricas, Galicia, la fuerza del independentismo es mínima. Los 119.597 votos del BNG nada pueden hacer frente a los abrumadores dos millones holgados del resto de partidos, desde el PP a Vox pasando por PSOE y Podemos. Un problema menos para la estructura del estado.

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