Siete meses más tarde España es más de derechas y menos gobernable. El gran vencedor se llama Santiago Abascal, que alcanza el tercer puesto, y el gran perdedor Albert Rivera, que cae hasta la sexta posición, pero existen otros tres perdedores, medio escondidos entre los números de las urnas.
Esos otros “derrotados” en sus aspiraciones son Pedro Sánchez, que lleva al PSOE a quedarse en 120, Pablo Casado que no alcanza siquiera los 90 escaños soñados, y Pablo Iglesias y Alberto Garzón que sufren en las carnes de Unidas Podemos la presencia de Iñigo Errejón, los primeros por bajar a 35 parlamentarios y el tercero por quedarse en unos raquíticos tres.
La izquierda de carácter nacional ha perdido siete escaños y la derecha ha ganado tres parlamentarios. Si se mira el conjunto de España, la izquierda y la derecha se han vuelto más radicales, tanto por el aumento descomunal de Vox como por el aumento de Bildu y la aparición de la CUP. También aparece un retrato de un país fragmentado en su representación política, con 16 formaciones políticas en el Congreso, con representantes de Navarra, Cantabria, Canarias y de un Teruel existe que se encontró con su campaña política hecha por una multinacional sueca.
Si Abascal y Vox han logrado doblar su representación, enviar a Rivera y Ciudadanos al infierno y frenar en seco la recuperación del Casado y el Partido Popular; el presidente en funciones y candidato del PSOE ha fracasadoi en su intento de mejorar y mucho los resultadods que consiguió en el mes de abril. El retroceso de Iglesias y de Unidas Podemos, que se negó a entrar de comparsa en un gobierno encabezado y dirigido por los socialistas, le debe ese “favor” a su antiguo compañero y amigo Errejón y a Más País. La división se paga en votos y en escaños por la guadaña que utiliza el señor D´Hont.
Todos los dirigentes hablarán y se presentarán como ganadores, todos salvo uno que no puede y que, de cumplir con los cánones de las democracias europeas, presentaría su dimisión. Se llama Albert Rivera, el problema es que sin su presencia el futuro de Ciudadanos se presenta muy oscuro ya que no aparecen alternativas a su liderazgo, por mucho que se quiera presentar en ese puesto a Inés Arrimadas. Existe otro, de menor tamaño, pero que debería reconocer su fracaso: Iñigo Errejón y su Más País, que de los sueños de quince escaños se ha quedado en dos, el otro es de Compromís.
Va a ser muy difícil para Pedro Sánchez lograr la investidura, pero aún le será más difícil sacar adelante unos Presupuestos que reciban la aprobación de una Europa que ya no ha dicho que no vamos a cumplir con el déficit y que tenemos que recortar ocho mil millones. Adiós a las políticas sociales si intenta una aproximación al PP - que ya le ha dicho que tiene que irse - y malas relaciones con Bruselas si consigue lograr un acuerdo por la izquierda.
La mayoría absoluta sólo se consigue en un casi imposible gran acuerdo entre PSOE y PP, que sumarían 207 escaños, más que suficientes para afrontar la difícil situación política, social y económica que va a tener que afrontar España. Con unos nacionalistas e independentistas que se ven más fuertes, una izquierda que insiste en estar en el gobierno, y una derecha dura y exigente que no va dejar de presentar sus propuestas en el Congreso.
Puede que en un acto de generosidad y miedo a partes iguales, los líderes políticos intenten negociar para evitar otras elecciones, pero lo más probable es que entremos en 2020 sin tener gobierno, que se mantenga Sánchez en funciones, que se mantengan los Presupuestos que lograron aprobar Rajoy y Montoro, y que la Legislatura, si logra arrancar, no dure sus cuatro años.
