El presidente en funciones está a punto de conseguir los objetivos que se marcó tras las elecciones del 28 de abril y su fracasada negociación con Unidas Podemos
Hay que admitirlo, con dosis de ironía por supuesto: el secretario general del PSOE, candidato presidencial y presidente en funciones está a punto de conseguir los diez objetivos que se marcó tras las elecciones del 28 de abril y su fracasada negociación con Unidas Podemos. Enumerémoslos uno a uno:
1.- Crear Confusión en el electorado, tanto en la izquierda como en la derecha para bajar el nivel de participación y a través de la Ley D´Hont favorecer una vuelta al bipartidismo , está en el punto de mira de Pedro Sánchez, con o sin pacto previo con el Partido Popular, que sería el otro gran beneficiado tras lospésimos resultados de las últimas elecciones.
2.- Mantener al PSOE como primer partido en toda España y a una distancia cómoda en votos y escaños del segundo, tanto a través de una caída de la representación en el Congreso de UP, con el apoyo ( inicial y luego corregido y vuelto a corregir mediáticamente ) a Más País como Clon de Podemos y el efecto que tendría la división en el electorado de izquierdas.
3.- Ayudar al Partido Popular de Pablo Casado en su recuperación bajo control desde los pésimos resultados en su primera aparición como candidato, con acontecimientos y decisiones que potenciaran a la derecha radical de Vox, que haría el papel de “controler” electoral de sus antiguos compañeros de partido.
4.- Destruir electoralmente a Ciudadanos y en especial a su líder Albert Rivera tras la guerra partidista y personal abierta antes, durante y después de las elecciones de abril, favorecido ese propósito por los errores de análisisdesde la dirección de C´s, que le han llevado a “regresar” a Cataluña en busca de una recuperación casi imposible y con la presencia multiplicada de Inés Arrimadas.
5.- Consolidar a su mejor aliado en la moción de censura que le llevó al poder, el Partido Nacionalista Vasco, como formación clave en Euskadi, tanto para impedir que la derecha estatal tenga fuerza en esa Comunidad como para mantener controlado al independentismo más radical de Bildu, lo que sería imposible desde el centralismo madrileño.
6.- Favorecer que Esquerra Republicana de Cataluña se convierta en el partido líder dentro del nacionalismo catalán, muy por encima de JxCat - la actualizada CiU de Jordi Pujol y Durán LLeida - que será el interlocutor con el que negociar en caso de necesidad parlamentaria, tanto en el debate de investidura como en las posteriores medidas de gobierno.
7.- Mantener en Cataluña y Euskadi una izquierda radical e independentista, de baja intensidad en las urnas, pero que cumpla dos funciones: por un lado servir de conrtrapeso a dos partidos de gobierno autonómico como son el PNV y ERC ; y por otro cerrar el paso a posibles crecimientos en votos y escaños de UP y sus confluencias.
8.- Obligar a las formaciones a la izquierda del PSOE que consigan representación parlamentaria, como son Unidas Podemos y Más País - incluso Bildu y la CUP - a favorecer su investidura y la formación de un gobierno monocolor para que eviten su “inculpación” por parte del electorado.
9.- Tener en la “reserva” al Partido Popular para en caso de necesidad parlamentaria en el debate de investidura conseguir su abstención en una segunda votación para seguir el ejemplo de los socialistas con Mariano Rajoy en la última victoria y gobierno de los populares.
10.- Para cerrar su Decálogo, mantener y acrecentar su poder interno en el PSOE, sobre todo de cara a los barones regionales , que le asegure su permanencia al frente del partido durante una década y al margen de los resultados electorales, con especial incidencia en la elección de su equipo de Gobierno, con los inevitables cambios que se verá obligado a realizar para afrontar una Legislatura especialmente complicada, tanto en lo político como, sobre todo, en lo económico, y bajo la mirada de las dos nuevas mujeres que van a mandar en Europa desde la presidencia de la Comisión y desde el banco Central Europeo.
