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Conquistar y gobernar el rompeolas de todas las Españas
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Conquistar y gobernar el rompeolas de todas las Españas

miércoles 29 de mayo de 2019, 14:33h
Ya lo era, pero desde el 7 de noviembre de 1936 se convirtió en oficial y universal: la ciudad de Madrid era y sigue siendo el rompeolas de las Españas. La capital del Reino y capital de dos Repúblicas y una Dictadura marca el éxito o el fracaso de la clase política. Mientras, el recuerdo del 10 de junio de 2003 es una pesadilla.

Los cuatro versos del Antonio Machado que se resistía a irse de la capital unieron y unen el levantamiento popular contra los franceses del 2 de mayo de 1808 con el papel político crucial que le otorgan los partidos a la capital en la victoria o la derrota de las elecciones del 26 de mayo de 2019.

A los resultados madrileños se agarran los dirigentes de todos los partidos para justificar su propio futuro. Tiñen el resultado global en toda España. Se puede vencer, como le ha pasado al centro-izquierda que se ha inventado la alcaldesa en funciones, y perder el gobierno gracias a la suma de representantes en el Consistorio. Y se puede perder en otra caída de votos, como le ha pasado al candidato del PP, y sonreír y esperar a que le elijan alcalde con la suma de los otros dos aparentes compañeros de viaje ideológico.

Manuela Carmena reconoció en la noche del domingo su “derrota” para seguir como alcaldesa pero en menos de 72 horas sus sentimientos - y los de los que la rodean - han cambiado y mucho. Si el PP y Ciudadanos pueden pactar pero no dejan que Vox ocupe sillones de poder, es posible que la lista más votada consiga mantener el bastón de mando. Tiempos hay. Hasta el 15 de junio se formalizan los Ayuntamiento y será entonces cuando se hablará de fechas de “investidura”, de elegir entre los 57 concejales al que se convertirá en alcalde.

Uno de los derrotados, el socialista Pepu Hernández, ya dice que con tal de evitar que Vox llegue al poder está dispuesto a darle sus votos a la candidata de Ciudadanos. Y Begoña Villacís, que no puso “líneas rojas” ni antes, ni después de las votaciones, estaría más cómoda con esos apoyos que con los de Ortega Smith. Lo que ocurre es que los 11 concejales de C´s y los 8 del PSOE se quedan a diez de los 29 que se necesitan para la mayoría absoluta.

Muy lejos, la aspirante a alcaldesa, de lo que dice y piensa su compañero de candidatura autonómica y de partido, Ignacio Aguado, empeñado en poner líneas rojas al PSOE mientras niega a Vox y le pide a la candidata del PP - con más votos que él - que le deje paso y le apoye como presidente. Un triple salto mortal y sin red. Todo es posible mientras no se constituya la Asamblea, se pongan fechas a las votaciones y se logren las mayorías necesarias.

La alargada sombra de lo ocurrido entre el 10 de junio y el 26 de octubre de 2003 se proyecta en este 2019 sobre la misma sede asamblearia. Dos diputados recién elegidos en la lista del PSOE no se presentaron a la votación, el candidato socialista Rafael Simancas no quiso someterse a la investidura, el presidente en funciones y ya elegido alcalde, Alberto Ruíz Gallardón, mantuvo los dos poderes. Y en las nuevas elecciones, la candidata Esperanza Aguirre consiguió la mayoría absoluta. ¿Puede repetirse aquel esperpento?. En teoría, sí.

En la distancia, es lo mismo que le ocurre al “ciudadano” Valls con el Ayuntamiento de Barcelona: antes de que gobierne el independentista y republicano Maragall está dispuesto a darle sus votos a la “comunera” Colau. Y de nuevo los números: la alcaldesa en funciones consiguió diez concejales, el ex primer ministro francés seis. Necesitarían otro seis como mínimo para llegar a la mayoría absoluta y evitar el triunfo del candidato de ERC por ser el más votado. ¿Quién tiene la llave? : el socialista Jaume Collboni y sus ocho asientos en el Ayuntamiento.

Deseos de negociar que no son reales, amenazas difíciles de cumplir, el poder como obsesión, todo cabe en este junio que llama a la puerta. Con un enorme, gigantesco, camuflado andamiaje político nacional y europeo detrás. Cualquier acuerdo entre las fuerzas que pueden hacerlo a todos los niveles pasa por los gobiernos municipales y autonómicos para llegar al nacional.

Pedro Sánchez y sus 123 escaños en el Congreso necesitan los 42 de Podemos, pero también los seis del PNV, y los dos de Coalición Canaria, y los cuatro de Bildu, y el de Compromís, y el del PRC de Miguel Angel Revilla. Siete partidos para sumar 179 votos parlamentarios. O escoge y negocia los quince de Esquerra Republicana de Cataluña. Y ahí es donde, al margen del juicio en el Supremo, aparece Ernest Maragall y el Ayuntamiento de Barcelona.