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Siete cerrojos para el sepulcro del Cid iglesias
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Siete cerrojos para el sepulcro del Cid iglesias

domingo 27 de enero de 2019, 22:41h
Al secretario general de Podemos le han preparado un buen sepulcro político. Y para evitar que se libere le están colocando siete cerrojos, los mismos de los que hablaba Joaquín Costa en los inicios del siglo XX. Puede que el aragonés no escribiera exactamente esas palabras, pero al notario, profesor, escritor y perdedor en casi todas las elecciones alas que se presentó, sus paisanos decidieron que la mejor forma de recordarle era poner su nombre a un pantano. Lo hicieron y allí está entre las cuencas del Esera y el Isábena, muy cerca de su Graus natal.

Los pantanos sirven para almacenar y cuando sube el caudal de los rios que los alimentan hay que desaguar para que no estallen. Es lo que le está pasando a Podemos, que se han abierto sus compuertas y salen a chorros y con violencia los mismos dirigentes que hace unos mese, en Vistalegre II juraron que lucharían por la unidad. No hay peor cosa durante una cacería que dejar a un animal herido y Pablo Iglesias e Irene Montero - tanto monta, monta tanto - dejaron un buen puñado en su afán por tenerlo todo atado y bien atado.

La plaza mayor de Graus, que es porticada y en media luna merece una visita, al igual que el monasterio de la Virgen de la Peña, pegado a la falda de la montaña que protege al pueblo. Allí nació Costa y allí regresó hastiado de la Villa y Corte y sus puñaladas políticas y personales. Una buena escapada de fin de semana para que el “matrimonio” que domina Podemos con la eficaz ayuda de Echenique medite. Sobre su futuro e intente descubrir en el pasado el día en el que cambió su suerte.

Nuestro regeneracionista culpaba al mito del Cid de una gran parte de los males hispanos. Por eso pedía que le echaran siete cerrojos o un cerrojo doble para que España se liberara de esa concepción caudillista del guerrero que en el siglo XI recorrió la Península poniendo sus espadas al servicio del mejor postor, ya fuera éste cristiano o árabe.

Al Cid Iglesias ya le han encargado sus siete cerrojos, que van desde los planteamientos ideológicos que dice defender a las alianzas que defiende pasando por sus defensas de amigos y compañeros de viaje, tanto nacionales como internacionales. El no menciona a Marx, ni se declara comunista, pero con perseverancia mediática le colocan cada día ese primer cerrojo: es el más radical de todos los comunistas que pueblan esta país y a los que, por supuesto, hay que combatir por todos los medios.

El segundo cerrojo muy en la línea del primero- que llega desde el exterior - se ha forjado en el seno de Podemos y tiene dos candados, por un lado el socialdemócrata que encarnan de forma directa los dimitidos Iñigo Errejón y Ramón Espinar, y por otro el anticapitalista de Teresas Rodríguez y Miguel Urban.

El tercero y el cuarto se lo ha puesto él mismo con la siempre inestimable ayuda de Irene Montero. Se fundió en la forja de su matrimonio-unión en la dirección de Podemos y se amplió al comprar una casa, que es una decisión totalmente personal y no está sujeta a ninguna aprobación asamblearia, como así han pretendido. Su hogar es un buen lugar para una familia con dos niños pero totalmente inadecuado para dos dirigentes que defienden desde la izquierda que un gobernante no puede tener una casa que valga más de 600.000 euros.

El quinto proviene de otro de sus grandes errores como negociador de acuerdos entre partidos y nace en el mismo 15M pero se visualiza en todo su “esplendor” con el tema de Cataluña y su intento de mediar entre el gobierno central y los representantes de la posición independentista, desde Puigdemont a Torra pasando por Junqueras y Colau.

Al sexto le está dando grasa para que no haga mucho ruido al cerrarse el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El socialista es más frío y está mejor situado que él para soportar sus envites parlamentarios, aguantar toda la Legislatura si hace falta e intentar que una buena parte de los votos que se marcharon hacia la formación morada regresen a las papeletas del PSOE aunque sea para “parar” a esa derecha que el mismo llama ultraconservadora.

Y el séptimo acaba de llegar como lo hacen los fantasmas del pasado y se llama Maduro, presidente de Venezuela y con los días contados tras el énvite lanzado desde Estados Unidos como defensa de su “patio trasero” por Donald Trump y al que se van sumando adeptos, entre ellos nuestro jefe del Ejecutivo.

Al igual que Cataluña - pase lo que pase durante el juicio al “Process” - Venezuela ya ha entrado en la campaña de mayo - pase lo que pase en el país sudamericano con su presidente y el Ejército, que es la clave - y van a estar sobre su cabeza. Ese es el trofeo que buscan sus viejos y nuevos enemigos y adversarios. Quieren que se jubile en ese sepulcro de lujo que él mismo se ha fabricado en la localidad de Galapagar. Los cerrojos ya están listos.