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El “vae victis” que espera a los vencidos en el PP
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El “vae victis” que espera a los vencidos en el PP

miércoles 18 de julio de 2018, 11:22h
Tras el Congreso del PP del que saldrá un nuevo líder y un nuevo “gobierno” del partido, habrá “cierta piedad” por arriba, ninguna por abajo

La frase se dijo hace 2.400 años cuando Breno, el jefe de los galos que había derrotado y sitiado Roma, les exigió un tributo de mil libra romanas de oro para evitar que destruyera la ciudad. Los vencidos protestaron por el precio y el vencedor puso su espada en la balanza. “Vae victis”, hay de los vencidos, que tienen que pagar lo que el vencedor les exige. Casado o Soraya van a hacer de Breno.

Cuando terminan las guerras y los generales firman la paz, en el armisticio, a los mandos perdedores se les ofrecen unas condiciones, a los soldados otras. Hay víctimas de primera y de segunda. Eso es lo que va a ocurrir tras el Congreso del PP del que saldrá un nuevo líder y un nuevo “gobierno” del partido. Habrá “cierta piedad” por arriba, ninguna por abajo. Las tres elecciones de junio están ya a tiro de piedra - sin contar las andaluzas - y la elaboración de las listas con sus luchas por los primeros puestos comenzarán a la vuelta del verano.

Se trata de mantener el poder interno en toda la estructura,l que es mucha y en gran nparte alejada de los entresijos de la sede central de la madrileña calle Génova. Miles de ayuntamientos, diecisete comunidades autónomas, candidatos que se han posicionado públicamente y otros que temen hacerlo a la espera de que haya un vencedor. Tal vez el único que puede permitirse el lujo de apostar por Pablo Casado o Soraya Sánez de Santamaría sea el gallego Feijóo. Es difícil que si pierde en su apuesta tenga que temer por su futuro. El resto lo tiene más difícil, empezando por Javier Arenas y Martínez Maillo y terminanpo por Zoido y Javier Maroto.

En el Partido Popular estamos asistiendo a una “guerra civil” con dos generales emboscados, Aznar y Rajoy, que asisten a la misma desde sus cómodos sillones. Ellos han creado el nuevo PP que salió de Sevilla tras la renuncia de Manuel Fraga. Para bien y para mal lo que está pasando hoy es producto de sus decisiones. Aznar tuvo dos derrotas, una víctoria por la mínima y otra con mayoría absoluta. Rajoy tuvo dos derrotas y tres victorias, la primera por mayoría absoluta. Los dos recibieron una herencia envenenada de crisis económica, en dos momentos de crisis internacional que desde el socialismo gobernante no se supo hacer frente.

Gane quien gane el próximo sábado, lo que es seguro es que en el PP va a producirse un cambio, una regeneración, una transformación, en su ideario y en su estructura. Casado o Soraya, Soraya o Casado van a tener que modificar la herencia recibida, no tendrán más remedio que hacerlo salvo que quieran que el partido desaparezca. Tendrán que enterrar el pasado de la misma forma que lo está haciendo Sánchez en el PSOE, y de la misma forma que lo ha hecho ya el PNV de Ortuzar y Orkullu, y loo van a hacer los independentistas catalanes con las nuevas formaciones y con el abandono definitivo de las siglas de Convergencia y Unió y de sus antiguos líderes,Jordi Pujol y Josep Antoni Durán.

Si en el PP se conforman con el mero maquillaje en lugar de una refundación profunda, la que quiere Aznar o la que sabe que tiene que hacer Santamaría, se equivocará y dejará que Albert Rivera y Ciudadanos recuperen todo lo que están perdiendo en estos dos últimos meses. Ideas nuevas para un tiempo nuevo, más transversal, más ciudadano, menos jerarquizado, más democrático, menos “político” y más social. Ya sabemos lo que le ocurrió a la mujer de Lot por mirar hacia atrás: convertirse en estatua y disolverse co las primeras lluvias.

El partido que hoy por hoy conserva más poder en toda España, que tiene más escaños en el Congreso y con una amplia mayoría absoluta en el Senado, tiene que swer capaz de articular su oferta electoral en apenas diez meses. Oferta que tiene que motivar a sus antiguos votantes y a los nuevos. Desde fuera del poder, algo que no le ocurría desde hace siete años, con un adversario principal que ha renacido de sus cenizas, que es el PSOE, y un enemigo que aspira a enterralo que es Ciudadanos. Fácil no le va a resultar al vencedor.