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El cambio generacional inevitable

Lo que está ocurriendo en la política española no es un cambio de modelo -como ocurrió en la transición- ni siquiera una revuelta contra el sistema -y menos una revolución-, lo que sucede no es más que un cambio generacional provocado por el estallido de la crisis, que ha dejado a toda una generación en paro- y el descubrimiento de la corrupción generalizada que amenaza con enterrar a todos los políticos de más de 50 años.

¿Qué está cambiando en aquellos lugares donde gobiernan los jóvenes”. Simplemente que se han abierto las ventanas y han levantado algunas alfombras para que entre el aire fresco y se pongan de manifiesto -sin acritud, eso sí, al estilo Carmena- las corruptelas. Como mucho los promotores de las grandes inmobiliarias, constructoras y bancos tienen que cambiar el chip y darse cuenta de que han de negociar con gente distinta y que ya no valen los sistemas corruptos de antaño. A mucha gente eso ya le parece bien y por eso votan a los nuevos frente a los viejos.

Cualquiera que visite hoy la Asamblea de Madrid o el Pleno del Ayuntamiento de la capital puede visualizar la diferencia entre esos jóvenes y los viejos políticos que aún luchan por mantenerse activos. Pero el tiempo está favor de los primeros y en contra de estos últimos. Es verdad que en las urnas todavía PP y PSOE, que tienen los políticos más veteranos en sus listas, resisten, pero ya veremos en las próximas elecciones como va bajando poco a poco la edad de sus candidatos.

La batalla entre el PSOE y Podemos es sobre todo generacional, y en el futuro no caben dos partidos socialdemócratas. Si ocurre lo que en Grecia, Podemos será el que gane. Bastaría con que en las próximas elecciones de Galicia y País Vasco, los socialistas se hundan, y el remate final sería que en diciembre -de haber nuevas elecciones generales- pierdan otros cinco diputados. Ya dije en su momento que la mejor solución para el PSOE habría sido fichar a Pablo Iglesias... si éste se dejara.