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Colau y Cia, los herederos de Alfonso Guerra
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Colau y Cia, los herederos de Alfonso Guerra

miércoles 20 de abril de 2016, 20:20h

Renegarán de ello, todos ellos, pero Ada Colau y el resto de dirigentes pertenecientes, aliados o cercanos a Podemos son activos herederos del socialista Alfonso Guerra. El tiempo puede engañar por las circunstancias de las que hablaba Ortega y Gasset, pero los objetivos son los mismos: en 1982, el vicepresidente del gobierno y vicesecretario general del PSOE afirmaba que a " España no la iba a reconocer ni la madre que la parió" tras el paso por el poder del partido que había ganado con más de diez millones de votos y una mayoría absoluta de 202 escaños las elecciones generales.

Necesitaba - decía el político de la lengua más afilada de la época - 25 años para conseguir su propósito. El sólo estuvo diez y su " jefe", que no amigo, otros cuatro, pero les bastaron para que este país nuestro se desprendiera de unos cuantos tópicos y abrazara con pasión otros cuántos más venidos del exterior. La España de Franco que había heredado Juan Carlos I desaparecía y se escondía a partes iguales.

Hoy, la alcaldesa de Barcelona y sus colegas en Valencia, Cádiz, Madrid...junto a sus equipos de gobierno persiguen lo mismo, que a la España de 2016 y siguientes no la reconozca ni la madre que la parió, que no es otra que la famosa Transición de la que la inmensa mayoría abjura y que desconoce.

A la generación que llega al poder en octubre el 2012 no les gustaba aquel país que necesitaba cambiar a toda prisa y cambiar de camisas y de chaquetas para homologarse a la Europa democrática, liberal y capitalista. Lo condujo Felipe González en el timón y el Rey Juan Carlos en el puente de mando y pegado a los teléfonos que le conectaban con Washington y Bonn, la entonces capital de la Alemania democrática.

Aquello terminó hace muchos meses. El proceso de transformación está agotado y necesita otro impulso. No hay ruido de sables pero si de dinero; no hay Tácitos metidos en el sistema pero sí familias y grupos de intereses dentro de los partidos. Seguimos en el grupo de cola de la Europa común con parecidos problemas de paro, de competitividad, de retraso en industrias competitivas, con necesidades financieras comparables. Y con un gobierno de derechas que parece abocado a padecer los mismos males que acabaron con la UCD de Adolfo Suárez y su enjambre de siglas mal cosidas.

Colau y compañía quieren hacer borrón y cuenta nueva, lo mismo que pretendía y decía Guerra. Todo lo anterior es malo y el porvenir sólo puede tener un color, el suyo. Se ataca al idioma común, a las raíces comunes, a todo lo que une y se apuesta por lo que separa y diferencia. Se ataca y se reciben los ataques con el mismo ardor con el que el que fuera número dos del PSOE despreciaba y hería al entonces presidente del gobierno y su partido.

El mismo error pero ahora multiplicado por la experiencia de lo vivido por varias generaciones. Prohibir vuelve a ser una de las palabras de moda. Prohibir que convive con otra que también estuvo muy de actualidad a comienzos de la década de los 80: miedo. Este es el escenario en el que vamos a vivir otras elecciones. Unos comicios en los que, pase lo que pase, se apostará por enterrar lo aprendido en estos cuarenta años. Parece que a los españoles o por lo menos a sus dirigentes les gusta estar siempre empezando. Empezar y trocear, una pasión de ratones.