La número dos del partido era partidaria de adelantar lo que se habría producido en el futuro Congreso Nacional, que Cristina Cifuentes tomara el mando a través de la presidencia de la gestora cuya labor puede durar varios meses y que, si se convocaran nuevas elecciones generales, será la en argada de elaborar las listas electorales de Madrid.
Al lado de Cifuentes va a estar todo un clásico del aparato del PP, Juan Carlos Vera, que ya fue el director de la campaña autonómica y que conoce a la perfección los entresijos del partido y que deberá " cambiar" los equilibrios internos populares en cada uno de los municipios de la Comunidad.
Con todo el poder en sus manos, el territorial de la Autonomia y el territorial del partido, el futuro político de Cristina se consolida y ya aparece como una de las principales candidatas para " suceder" a Rajoy si fuese necesario. Ha sido capaz de mantener al PP en el poder en Madrid a través de un difícil pero exitoso pacto con Ciudadanos, tiene una imagen más abierta y liberal que su antecesora y que la mayoría de dirigentes de su partido. Y ha conseguido algo que le falta al palacio de La Moncloa: una política de comunicación directa y eficaz de la mano de su hoy jefa de Gabinete, Marisa González.
La apuesta obligada es cambiar el partido y devolverle a su mejor versión, la que le permitió ganar y gobernar en más del ochenta por ciento de los municipios, incluidos aquellos que tradicionalmente habian votado a la izquierda dentro del gran cinturón industrial que rodeaba la capital.
La carrera política de Cristina Cifuentes es larga, muy larga. Comienza a los 16 años en las juventudes de la desaparecida AP, discurre por la Universidad Complutense de la mano del que fuera rector y consejero de Educación, Gustavo Villapalos, para aterrizar en la Asamblea de Madrid, desde cuyo puesto de vicepresidenta pasó a delegada del Gobierno en la Comunidad.
Pese a sus diferencias con el ministro Fernández Diaz, desde la dirección nacional del PP la ven como la mejor apuesta para intentar mantener el poder en una región tan difícil y emblemática como la madrileña. Lo consigue. Era cuestión de meses que desplazara a Esperanza Aguirre. La dimisión de la " baronesa" ha facilitado el relevo. A sus 51 años y tras sortear a la muerte en su accidente de moto en el paseo de la Castellana, la siguiente parada está en la política nacional, un territorio donde las batallas son aún más duras.