Piden 4 años para el suboficial de policía de Pinto acusado de acoso laboral

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid acoge desde este lunes, a partir de las 10 horas, la vista oral del juicio contra un suboficial jefe de la Policía Local de Pinto, Gervasio V. P., por dos delitos contra la integridad moral y acoso laboral y un delito de lesiones contra el sargento Miguel Ángel A. M., por lo que la Fiscalía solicita para el procesado cuatro años de prisión.

Según consta en las conclusiones provisionales del Ministerio Público, el acusado, desde septiembre de 2010 hasta abril de 2013, "valiéndose de su cargo y de la posición jerárquica que ostentaba con respecto a un sargento", le sometió de forma "sistemática, continuada y reiterada" a actos humillantes, lo que creó en la víctima un sentimiento de inferioridad que quebrantó su resistencia e integridad moral.

Entre los diversos episodios para ejemplificar esta conducta que aparecen en el fallo, el Ministerio Fiscal señala que Gervasio V. P. impidió que Miguel Ángel finalizase la parte de los estudios de Derecho que le permitirían presentarse a las oposiciones de Suboficial mediante el cambio de turno de mañana a tarde, para que no pudiera asistir a clase.

Del mismo modo, el suboficial pidió a Miguel Ángel A. M. que realizase tareas que posteriormente el suboficial calificó como "banales", "jugando de manera ofensiva con su trabajo". Además le pidió realizar una tarea que suponía una carga adicional de trabajo "ninguneando posteriormente el mismo", lo cual supone "un desprecio y una falta total de respeto hacia el trabajo efectuado".

El suboficial de la localidad de Pinto pidió del mismo modo la apertura de expediente disciplinario indicando que el escrito que había elaborado Miguel Ángel A. M. sobre su jornada laboral --modificada por el suboficial-- "era constitutiva de insubordinación".

Por último, Miguel Ángel A. M., el 12 de noviembre de 2012, al llegar a su puesto de trabajo vio que su despacho había sido cambiado de ubicación, la puerta estaba cerrada y no tenía las llaves para entrar al mismo, en poder del suboficial del municipio.

Miguel Ángel A. M., ante estos hechos, sufrió ansiedad, insomnio, ánimo bajo, estrés físico y emocional, tensión emocional y cambios de humor "compatibles con un cuadro ansioso depresivo reactivo que precisó para su curación tratamiento médico psicofarmacológico con ansiolíticos y antidepresivos".