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Rajoy y Sanchez se juegan su futuro personal en la batalla de Madrid

martes 27 de octubre de 2015, 12:58h
Los dos líderes del PP y del PSOE tendrán el 20-D un doble reto: lograr que sus partidos sean los más votados en toda España y convertirse así en los principales candidatos a formar gobierno; y ganar en Madrid y con mejores resultados que los conseguidos por Cifuentes y Gabilondo en los comicios autonómicos de mayo

De las elecciones generales de 2011 a las autonómicas de 2015 el Partido Popular perdió en la Comunidad de Madrid 700.000 votos. El Partido Socialista, por su parte, perdió 70.000. Los otros dos grandes derrotados fueron Izquierda Unida que se dejó 140.000 votos por el camino y UPyD a la que abandonaron 280.000 votantes. En el lado contrario aparecieron Podemos con casi 600.000 votos y Ciudadanos que se acercó a los cuatrocientos mil.


A partir de estos datos y si los votos se mantienen en ese orden en el mes de diciembre la lista encabezada por Mariano Rajoy no pasaría de los trece escaños, perdiendo por lo tanto seis; y la de Pedro Sánchez se quedaría en nueve con un décimo peleado por menos de trescientos votos con Ciudadanos y Podemos. Estos dos últimos podrían alcanzar los ocho escaños para Pablo Iglesias y los cinco para Albert Rivera, siempre, claro está que Podemos se mantenga en lo conseguido y que Ciudadanos no rompa su actual techo autonómico que sería a costa del PP, del PSOE y hasta de la formación de Iglesias. Las cuentas de diputados con la Ley D'Hont sobre la mesa y sus sucesivas divisiones serían otras.


Salvo derrumbe o cataclismo de los populares si parece que el PP tiene asegurados diez escaños de los 36 que se juegan en la Comunidad de Madrid; y que los socialistas tienen seguros ocho; al igual que Podemos podrá contar con cinco, Ciudadanos con tres e Izquierda Unida con uno. En esa proyección de resultados puede estar la clave de la resistencia de Iglesias a pactar con Alberto Garzón: si Podemos e IU presentasen candidaturas conjuntas a la formación del primero de ellos apenas le reportaría un escaño más en el mejor de los casos.


A partir del escaño 28 comienzan los problemas para todos los contendientes y las matemáticas electorales: ese escaño 28 sería para Podemos en disputa con el PP y por menos de dos mil votos, que son muchos si miramos lo que ocurre con los siguientes. El 29 y el 30 se lo disputarían Ciudadanos y de nuevo el PP, en esta ocasión con un margen por debajo de los ochocientos votos. El 31 sería para el PSOE, el 32 para el PP, el 33 para Podemos y el 34 también para el PP pero todos ellos con diferencias por debajo de los doscientos votos. Cualquier cambio en la cuenta total cambiaría la adjudicación de escaños y la sensación de mayor victoria o derrota de los respectivos líderes.


Los dos últimos escaños, el 35 y el 36 se los disputarían Ciudadanos, Podemos y el PSOE por menos de trescientos votos, un motivo,más para que todas las formaciones se dediquen a supervisar, mirar y volver a mirar cada una de las papeletas que salgan de las urnas, y las que vengan del voto por correo.


La gran duda está en lo que pueda conseguir Ciudadanos, que es la formación que más puede crecer desde los comicios del mes de mayo, y a quién puede " robar" los votos, con el PP como principal perjudicado pero sin que ni PSOE, ni Podemos pueda sustraerse a la corriente que parece impulsar a la formación de Rivera hacia arriba.


En los dos grandes partidos, ni Rajoy puede tener menos votos que Cifuentes, ni Sánchez que Gabilondo, pase lo que pase en el resto de España y que será muy parecido en su conjunto a lo que pase en Madrid. Cualquiera que se moleste en coger los resultados de las elecciones autonomicas en su Comunidad ( y dentro de ellas en cada provincia ) y aplique la Ley D'Hont a los mismos obtendrá una muy buena base para ver lo que puede pasar el 20 de diciembre, sobre todo en aquellas Comunidades y provincias que aportan más escaños al Congreso.


Si miramos la buena o mala salud del bipartidismo que hemos tenido hasta ahora, el diagnóstico es que sigue vivo pero enfermo, por lo menos en la Comunidad de Madrid. Entre el PP y el PSOE van a conseguir más de la mitad de los 36 escaños en el peor de los casos y que, lo más probable, es que se puedan repartir hasta 23, dejando los otros trece para Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida. El resto de formaciones, desde UPyD a Vox no parece posible que alcancen el mínimo indispensable para pelear por un escaño, que estará por encima de los 75.000 votos.