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El difícil pacto PSOE - Podemos

Todo el mundo da por sentado que el PSOE y Podemos van a pactar en las grandes ciudades y en las Comunidades Autónomas para desbancar al PP, pero a eso se le llama “vender la piel del oso antes de cazarlo”. Con unas elecciones generales a las puertas, Pablo Iglesias tendría que explicar muy bien a sus electores el por qué decide “desvestir a una casta para vestir a otra”. Aunque el argumento de echar al partido de Rajoy puede servir como excusa propiciatoria. El líder de Podemos ha dicho, nada más conocer los resultados electorales, que mucho tienen que cambiar “algunos” para poder pactar, en referencia explícita al partido de Pedro Sánchez, para poder llegar a acuerdos. La experiencia de Andalucía demuestra lo difícil que es conseguir que los socialistas cedan en cuestiones relevantes que sirvan para “demostrar” a los ciudadanos que el PSOE ha cambiado.

Solo un acuerdo global, entre Podemos y el PSOE, al estilo que hicieron Felipe González y Carrillo, en 1979 tras las primeras elecciones municipales, podría desatrancar el problema, pero ni estamos saliendo del franquismo, ni los dos actuales dirigentes tienen la misma “carta blanca” que tuvieron sus antepasados políticos. Iglesias es consciente de que su plan para desbancar al PSOE como principal fuerza de izquierdas no ha cuajado salvo en Madrid, a través de una independiente como es Carmena, y siempre a costa de acabar con Izquierda Unida, es decir que hoy por hoy Podemos es solo una IU mejorada y actualizada. El tiempo dirá si, al igual que hizo Syriza en Grecia, en elecciones posteriores el PSOE se derrumba del todo.

“Cambiar cromos” y la “mesa camilla” son expresiones de la primera época de la transición que los líderes de Podemos han denostado hasta al saciedad y su problema es ahora conseguir ante los ciudadanos que hay otras fórmulas para llegar a acuerdos. Julio Anguita se inventó lo de “programa, programa”, que tampoco funcionó.