Emilio Lledó, de Triana a Heidelberg

Nacer en el barrio sevillano de Triana y estudiar y dar clases en la alemana Heidelberg debe imprimir carácter. Emilio Lledó lo tiene junto a su amor por la filosofía, la historia y la civilización en la que nos movemos,my en la que el tiempo nos hace un surco en la memoria y en el rostro. Se estrena la Princesa de Asturias con este sabio que quiso cambiar la televisión pública de este país sin tener televisión en casa por uno de aquellos encargos locos cargados de buenas intenciones que hacía el presidente Zapatero. Regresó de su amada Heidelberg con 35 años para impartir sensatez en tres Universidades: La Laguna, Barcelona y Madrid, al tiempo que defendía las Humanidades con mayúsculas para que el ser humano se entendiera a sí mismo y a lo que le rodeaba. Leonor de Borbón le entregará en Oviedo un diploma bajo la mirada de su madre y estaría más que bien que en el obligado apretón de manos el pergamino se intercambiase por ese "silencio de la escritura" que el maestro dejó escrito en 1991. Para que la futura reina y la actual lo leyesen como testigo de la memoria colectiva, como uno de esos guardianes del pensamiento que nos convierte en ciudadanos y no en súbditos.