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Bodas de oro de un curioso impertinente

jueves 12 de marzo de 2015, 13:02h

Si alguien puede plantearse celebrar sus bodas de oro en este oficio de periodista y conseguirlo con cinco años de antelación, ese alguien se llama Fernando Jáuregui, que ha utilizado su memoria de estudiante comprometido contra la Dictadura y su memoria de narrador de lo vivido durante los cuarenta años que vamos a celebrar de Transición Democrática para contarnos lo que es España. Luego ha volcado esa experiencia, esos millones de palabras escritas, esos millones de horas empleadas en hablar, preguntar y discutir con los protagonistas de ese largo camino, en una proyección de deseos y esperanzas.

La memoria es su memoria y su testimonio. Su mirada personal desde un mirador privilegiado que Jáuregui se construyó desde que salió con el carnet de periodistas en la boca para dedicarse a lo que más le apasionaba, el periodismo, y no el derecho, que dejó en la mochila de la Universidad Complutense. Memoria de tinta y papel impreso, memoria se radio y televisión, rastros de sangre del poder con mayúsculas que se asoman a las páginas de su libro sobre los últimos cuarenta y cinco años de la historia de España, y los cinco que nos faltan hasta ese 2020 que Fernando ha convertido en posada peregrina de su propio viaje.

No es la memoria de Fernando una memoria personal, es una memoria colectiva ya que a través de sus recuerdos y experiencias viven los dos Reyes, las dos Reinas, los presidentes de gobierno desde que Francisco Franco puso esa tarea en manos del almirante Carrero hasta el flemático Mariano Rajoy. Hay periodistas que han puesto al poder contra las cuerdas y empresarios que han pactado supervivencias económicas. Hay, puedo asegurarlo, vida en cada una de las páginas.

Hay también silencios, casi los mismos que el autor no ha querido romper nunca. Algunos que hemos compartido tras cuarenta años de amistad, y otros que tal vez esperen despertar cuando Fernando decida que esta España nuestra necesita romper los últimos sobres lacrados de la memoria colectiva, esos que están esperando nuevos cumpleaños de unos pactos de estado, partidistas y personales, que nos han llevado hasta aquí, y que pugnan por salir del cofre de los siete cerrojos en el que los mantienen con la excusa del miedo al futuro.

La Memoria vivida de la España de Fernando Jáuregui es un libro de historia, más útil para enseñar en los institutos y universidades que la inmensa mayoría de los tratados de eruditos e historiadores. Es la historia actual contada en primera personas, con los protagonistas de cada acontecimiento hablando, moviéndose, buscando casi siempre el poder, luchando por su supervivencia y su futuro. Malos y buenos, egoístas y solidarios, embusteros, tramposos, sacrificados y generosos. Capaces de casi todo y en la mayor parte de los casos poco dispuestos a pedir perdón y a decir adiós. Es la España real, y los paseantes del poder tienen los mismos vicios y virtudes que los vecinos de cualquier barrio, de cualquier ciudad.

Si les digo que el libro asusta en su volumen, le digo la verdad. Y si les digo que se lee con enorme facilidad y creciente interés les digo igualmente la verdad. Tiene otras ventajas: no se pierde ni el hilo, ni la aguja cuando se hacen paradas; y sus protagonistas son tan conocidos que cuando se describen sus andanzas es fácil, muy fácil colocarles en la enorme pecera en la que están y seguirles en su deambular por el acuario de los asuntos públicos.