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La esperanza de Triana cruza el Guadalquivir

miércoles 04 de febrero de 2015, 18:09h

Los fantasmas de San Telmo (3)

Apoyada por el sanedrín socialista de Sevilla, Susana Díaz cruzó el viejo puente de hierro que une la Triana torera y marinera con la Sevilla de los Palacios y la Maestranza el siete de septiembre de 2013 para convertirse en la primera presidenta de Andalucía. Estaba a punto de cumplir 39 años y llevaba metida en los entresijos del PSOE desde que era adolescente. Sus fantasmas personales se quedaron en el callejón de la Inquisición, por donde transitaba el Santo Oficio con los presos camino de la prisión en el castillo de San Jorge o de la hoguera en la plaza pública.

De pequeña y por los resquicios de la estatua de Juan Belmonte había mirado al otro lado del Guadalquivir, allí donde el poder asentaba sus reales y desde donde se hacia y deshacía desde siglos en todo lo referente a la ciudad más ensimismada de España. Si la diosa Astarté se había refugiado en Triana huyendo de las arremetidas eróticas de Hércules, ella, como nueva diosa del socialismo sevillano, andaluz y español estaba dispuesta a conquistar columna a columna el trono de San Telmo. Padrinos no le habían faltado nunca, desde Rafael Escuredo a José Antonio Griñan, y cuando hizo falta recurrir al viejo muley González, ella no lo dudó ni un segundo.

Si todas las madrugadas del Viernes Santo la Esperanza de Triana sale de la Capilla de los Marineros para recorrer durante más de once horas las calles de Sevilla, Susana Díaz ha recorrido en apenas 16 años todos los escalones del Partido Socialista, sin perder peldaño ni una sola vez. Cada paso le acercaba a la cumbre y en cada descansillo se desprendía de los pesos muertos: primero la Secretaria de las Juventudes Socialistas, luego la concejalía del Ayuntamiento de Sevilla, más tarde el Congreso de los Diputados, de allí a la Junta de Andalucía para arribar a Presidencia un año antes de que Griñan dimitiera y le dejara como referencia de un socialismo que había perdido las elecciones pero que había mantenido el poder gracias a la Izquierda Unida de Diego Valderas y compañía. Si París bien había valido una misa, una parte del poder de San Telmo bien valían cien renuncias.

Del 7 de septiembre de 2013 al 25 de enero de 2015 han pasado tan solo 16 meses y a la Legislatura autonómica le quedan por delante otros veinticuatro para darse por terminada, pero Susana no lo duda: su secretario general en el PSOE, Pedro Sanchez, sigue débil, el partido sigue en caída libre, han aparecido los " podemitas" liderados por Pablo Iglesias, la auto destrucción de Izquierda Unida es un hecho, y en el PP andaluz su nuevo líder, Moreno Bonilla, más parece una copia de Javier Arenas que un dirigente capaz de vencerla. Es la hora de consultar a los oráculos, a los fantasmas del pasado, a todos aquellos que han vivido y conspirado entre las gruesas paredes de San Telmo. Es la hora de recurrir a los nigromantes, a las gitanas que salieron de Triana hace 50 años expulsadas por el gobernador Hermenegildo Altozano, para que lean las líneas centrales de sus manos, las que señalan el poder, las que unen vida y fortuna, las que atraviesan el amor de parte a parte. Las nietas de las gitanas que leyeron las manos enfermas de Maria de las Mercedes mientras su padre negociaba su boda con Alfonso.

Es mi hora se dice, es tu hora le dicen las brujas que se asoman al corral de la Alfarería: " Ma wara an-nahr" le parece escuchar que las palabras árabes crecen como un rumor que se enrosca en la torre Pelli y sube por el Aljarafe hasta la hermosa casa donde el agua habla, la casa del visir Escuredo. Si la victoria le acompaña el 22 de marzo habrá conseguido la legitimidad de las urnas, la que le falta. Podrá mirar de igual a igual a los cuatro que le precedieron en el gran sillón de San Telmo. Luego, el futuro, ¿ y quién dice que el futuro está escrito?.

Los gestores del gran dinero, los que se sientan en el Consejo de la Competitividad, aquellos que conjuran a los dioses del mercado con las palabras secretas de warrants, obligaciones convertibles, junk-bond, rating, badler...ya han hecho sus apuestas para la España del segundo decenio y en las papeletas que queman para que sus voces no se escuchen fuera de la gran sala que preside Cesar Alierta sólo hay nombres de mujer. Dos nombres. Uno es el suyo.