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Las dos metas electorales de Rajoy y Pedro Sánchez

martes 20 de enero de 2015, 12:45h
Mariano Rajoy mira y analiza la abstención. Pedro Sanchez mira a Podemos. El primero ya ha puesto en marcha la estrategia de recuperación de los desencantados y enfadados por su gestión de los últimos tres años El segundo navega perdido entre Washington y Sevilla, entre atacar al PP y atacar a Podemos, entre defenderse de los suyos y entre mantenerse en el centro del escenario político o escorarse hacia la izquierda


Lloverán las encuestas en estos cuatro meses. Los dos grandes partidos que han gobernado en democracia se mantendrán entre el 20 y el 30 por ciento del electorado. Se acusaran de todo y en todos los ámbitos electorales. Y miraran a derecha e izquierda para ver por donde les llegan los disparos de adversarios y enemigos, y para descubrir cualquier rincón de votos que puedan llevar a su favor en las urnas de mayo. Sus " jefes" quieren ganar, deben ganar para mantenerse como referencia entre los suyos, pero sus situaciones son radicalmente distintas.

Mariano Rajoy mira y analiza la abstención. Pedro Sanchez mira a Podemos. Al PP le abandonaron sus votantes, que decidieron quedarse en casa. Al PSOE le abandonaron los suyos para irse a votar a Pablo Iglesias. El presidente del Gobierno lo tiene más fácil que el por ahora líder de la oposición. El primero ya ha puesto en marcha la estrategia de recuperación de los desencantados y enfadados por su gestión de los últimos tres años: llamar al ala dura del partido encabezada por José María Aznar, endurecer la política antiterrorista con detenciones de abogados y etarras excarcelados, y apoyarse en los datos macroeconómicos para insistir una y mil veces en la recuperación y en la salida de la crisis. El segundo navega perdido entre Washington y Sevilla, entre atacar al PP y atacar a Podemos, entre defenderse de los suyos y recuperar los millones de votos perdidos por los que le precedieron, entre mantenerse en el centro del escenario político o escorarse hacia la izquierda.

Si el primero sale mal de las elecciones autonómicas y municipales podrá recurrir a la generales de finales de año. Si el segundo sale mal de esos comicios tendrá muy difícil mantenerse en el puesto de secretario general y más difícil aún ser el cabeza electoral del socialismo. En lo que coinciden ambos y sus formaciones es en que, perdidas las mayorías absolutas, la gobernabilidad de autonomías y ayuntamientos será mucho más complicada y que ese fenómeno sólo puede beneficiar a los recién llegados y, por extraño rebote, a las fuerzas nacionalistas de Cataluña y País Vasco.

A Mariano Rajoy recuperar a José María Aznar le viene bien aunque le duela. El expresidente se mantiene como referencia entre muchos de los suyos, al igual que le pasa a Esperanza Aguirre en Madrid. Y entre los dos pueden aportar un precioso millón de votos en las urnas. A Pedro Sanchez, sus mayores, desde Felipe González al desaparecido Alfonso Guerra pasando por José Luís Rodriguez Zapatero, Manuel Chaves, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Bono, no le aportan lo mismo y en algunos casos hasta le perjudican. Las viejas guardias no cumplen el mismo papel.

En el PP tienen otra ventaja sobre el PSOE: del centro hacia la derecha solo compiten con dos fuerzas nacionalistas, CiU y PNV y una casi recién llegada que tendrá que demostrar su empuje fuera de Cataluña como es Ciudadanos de Albert Rivera. Por el contrario, del centro hacia la izquierda aparecen UPyD, Izquierda Unida, Podemos y Ganemos, sin contar con Sortu en Euskadi, el BNG en Galicia y la potente Esquerra Republicana en Cataluña. Una gran sopa de letras para la mitad del electorado.

Puede que los españoles que vayan a votar el 24 de mayo estén hartos del juego y voten a la contra y por emotividad más que por raciocinio, que digan basta a la actual situación sin importarles lo que pase al día siguiente, que hagan una enmienda a la totalidad y prefieran romper con la estabilidad del sistema. Y puede que los que no vayan a votar y se queden en casa decidan con su no voto la composición de muchos gobiernos en autonomías y municipios. Va a ser un buen termómetro para medir la salud democrática de nuestro país y la confianza que tenemos en las instituciones.

Por último y para añadirle mas picante a este año tan electoral, al anuncio de los comicios en Cataluña para septiembre puede que se sumen los de Andalucia en marzo. Y no es de esperar que Urkullu o Núñez Feijóo sigan a Más o Susana Díaz en ese camino. A todos nosotros, los españoles, nos va a venir muy bien mirar, observar, analizar y sacar conclusiones de lo que a finales de este mes de enero va a ocurrir en Grecia. Con todas las diferencias de país y situación económica que se quiera.