Carmona, el piloto

Olisquean desde el callejón a los candidatos que desean sentar sus posaderas en la plaza de Cibeles y dueño del aire, como es nuestro gato, observa que el socialista Carmona, de segundo apellido Sancipriano, tiene más alas que ninguno de sus oponentes presentes y futuros pues para eso sacó su licencia de piloto. Antonio Miguel es polémico, aguerrido y educado. Ambicioso y listo sabe de sus límites y bien haría en tomar nota de lo que le ocurrió a San Cipriano, cartaginés, obispo y mártir, que incendió la Iglesia romana de su tiempo con sus peleas y formas de entender la fé y de pelearse contra todo aquel que se ponía en su camino. Terminó siendo decapitado por los suyos, que siempre y desde siempre son los peores, pero antes dejó pruebas de su talento para la magia y la adivinación, por lo que siglos más tarde se convertiría en patrón de todos los que ejecutan las artes del engañamiento y la truquería, algo que se practica con contumacia en el mundo de la política.