Tres euros

Anda buscando las raspas de sus comidas navideñas entre los tejados y los callejones. Glotón como el primero de los gatos cuenta con los dedos, sin creérselo, los tres euros más al mes que van a recibir aquellos que menos tienen. Tres euros de subida para este 2015 que llega tan cargado de esperanzas como de decepciones. Ochenta céntimos a la semana, una barra de pan. Diez céntimos al día. Le tiembla el cuerpo, se le eriza el lomo, se le afilan los bigotes. Suben los salarios mínimos. La felicidad está más cerca. Ya hemos salido de la crisis. En cada raspa quedará un resto de sardina, unas hebras de alimento. No llueve, no nieva, no hay charcos en los que mirarse para ver el rostro afilado. Buscan los felinos a sus compañeros de lágrimas para formar un espejo y ofrecérselo al poder, para que se mire con pularda en la boca, con el pavo en la boca, con la lubina, con los mazapanes. Se escapa la Navidad y abre sus puertas el año de todos los cambios. Tal vez de ninguno.