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La ofensiva de Mariano Rajoy

martes 09 de diciembre de 2014, 11:38h

El presidente del gobierno tiene cinco meses para recuperar una parte de esos veinte puntos de caída electoral que le anuncian a su partido en todas las encuestas. Sobrepasado el PP por el PSOE de Pedro Sanchez y por el Podemos de Pablo Iglesias, al gallego Rajoy ha puesto en marcha la maquinaria electoral con sus primeros grandes mítines de campaña en Méjico, aprovechando la Cumbre Iberoamericana en la que se ha estrenado como monarca Felipe VI. En ese tiempo y en lo que restaría hasta finales del año 2015 tendrá que madurar sus posibles alianzas con otras fuerzas, y lo mas seguro es que se encuentre con que su mejor compañero de baile es el Partido Socialista.

Mientras los sondeos le vuelven la espalda y la microeconomía no arranca en la creación de puestos de trabajo, la macro, la de las grandes cifras le empieza a sonreír, al igual que lo hacen los mismos gurús que hace unos meses nos sentenciaban. Dice Rajoy y dice su ministro de Economía que el año que nos viene encima vamos a crecer por encima del dos por ciento, y eso se lo ratifican desde la OCDE y seguro que se lo confirman desde el FMI e incluso desde el Banco Central Europeo, lo cual no quita que se nos exija a los españoles nuevos y mantenidos sacrificios para que no nos olvidemos que nos tienen vigilados.

El Partido Popular tiene en la economía su única baza para mantenerse en el poder. Es posible que en mayo, en los comicios autonómicos y municipales, pierda una gran parte de lo conseguido en el 2011, pero su presidente cuenta con otros seis meses mas para demostrar a los españoles que sus recetas eran acertadas y que después de muchos sacrificios las familias pueden volver a tener un trabajo - peor que el anterior y peor pagado, eso sí - y un futuro. Tal vez así y aprovechando la evidente fragmentación de la izquierda pueda volver a ganar, pero lo que es seguro es que en el mejor de los casos tendrá que pensar en socios de gobierno o de Legislatura. Y ahí comienzan las dificultades y las decisiones sobre alianzas.

Si descartamos a los socorridos nacionalistas de CiU y a los estancados compañeros de viaje de UPyD, tendremos que la única alianza posible de gobierno para Mariano Rajoy tendrá la cara y los apellidos de Pedro Sanchez, que se está consolidando al frente del PSOE y que seguirá haciéndolo a partir de mayo por la segura recuperación de una parte de su electorado.

Claro que a Sanchez le ocurre exactamente lo mismo: si fuera la primera o la segunda fuerza en las elecciones generales, tendrá que pactar y más lejos que el PP está aún Podemos o Izquierda Unida. El líder de los socialistas y el presidente de los populares están condenados a entenderse y hasta alumbrar de una vez por todas la reclamada alianza de gobierno que tranquilice a los grandes empresarios y financieros y a los poderes económicos y políticos de de dentro y fuera de nuestro país.

El gran adversario a batir tanto para el PP como para el PSOE es la formación de Pablo Iglesias que puede que mantenga su espectacular crecimiento hasta el 24 de mayo, pero que es muy difícil por no decir que imposible que supere el 20 por ciento del voto nacional. Si se queda en esa cifra y contando con que tanto los populares como los socialistas recibirán una " base" de seguidores que no va a bajar del 25 por ciento en las peores circunstancias, nos encontraríamos con tres grandes partidos dominando el panorama nacional, roto el bipartidismo, si, pero con uno de los tres mirado con enorme recelo por los otros dos. Esa realidad que los profesores de la Universidad Complutense que dirigen Podemos la tienen muy presente es la que les ha llevado a moderar su discurso y presentarse con fórmulas de la socialdemocracia más clásica, teñida de una dosis justas de populismo.

El único camino hacia el poder de la sorprendente y vigorosa formación de los a iglesias, Monedero, Errejón y compañía seria el de conseguir colocarse como primera fuerza en las urnas, para lo que tendrían que arriesgarse a gobernar en alguna autonomía y en muchos ayuntamientos a partir del mes de junio, algo que les asusta y para lo que no están preparados pues para ello se necesitan infraestructuras internas en el partido y candidatos idóneos en toda España. Y si consiguieran ese sueño de ser los primeros, al día siguiente verían como los actuales grandes se unían para gobernar ya que ninguno de los dos se sumaría a su proyecto.
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