Esther K. y Esther A.
miércoles 22 de octubre de 2014, 13:08h
Si en el callejón por el que se mueven los felinos de la Villa y Corte todo está deformado a los ojos de los curiosos, algo parecido ocurre cuando de mirar los números y situaciones financieras de las grandes empresas se trata. Deudas de miles de millones que si fuesen sardinas servirían para dar de comer a todos los gatos de España; y deudas en las que se mezclan lo privado y lo empresarial como ocurre con nuestras dos Esther de casi toda la vida. Madre e hija pelean con los bancos, con los socios, con Hacienda y hasta con la familia si es necesario para intentar salvar los muebles, que eso son las acciones que las llevaron a ser de las más ricas del lugar gracias al momento estelar que vivía FCC. La hermana y tía se marchó con su parte en busca de otros derroteros como Alicia en el País de las Maravillas y ahora contempla, con el conejo de las inversiones en la chistera y con pesar fraternal el estado del antiguo imperio. Los Albertos, que fueron maridos y cazadores afamados de grandes presas, también.