Lo que tiene Anne


CERVERA, Y LA RENDIJA

Es el hombre de la semana. Estrella fugaz. Casi nadie le conocía, fuera del teatro foral. Estos días se habló de él como un hombre con dos hipótesis. La una dice que es un pardillo de libro, un político con trapío capaz de caer en una trampa tendida por un anónimo que le puso los dientes de la política largos largos. Le hizo creer que estaba ante una exclusiva, y el sobre puesto en la muralla sólo tenía dinero, cash, líquido, que es lo único que las manos de un político no pueden tener sin presentar la dimisión a los cinco minutos. En esto fue ágil, diligente, despierto. Cervera ha caído por el sobre, y en su partido no han puesto la mano en el fuego por él, ni la han acercado. La otra hipótesis que sobrevuela sobre el caso es que haya tenido que ver con el chantaje al presidente de la Caja Navarra, una de esas entidades mal gestionadas, que ahora se limitan a organizar una pobre obra social, resto de aquellos tiempos en los que los políticos hacían caridad con una mano y con la otra firmaban créditos preferentes a precio de saldo. A Cervera le han dejado caer a la primera de cambio, aunque es verdad que es difícil encontrar un caso (quizá aquel famoso Bartolín) en el que se haya capturado a un representante público con las manos en la masa. Nada menos que 25.000 euros, en una rendija de una muralla, y Cervera con el sobre, contando papeles hasta que escuchó el ¡alto! de la Guardia Civil.

COSPEDAL, IRRITADA

Desayuno en Riofrío, que es el muelle, el acantilado por donde ves preciptarse las aguas que bajan desde Génova, camino de Colón, hasta la fuente del centro Fernán Gómez, tan lustroso desde que volvieron a poner la cortina de agua. Me dan detalles del enfrentamiento soterrado entre Cospedal y Soraya, una en el 13 de Génova, la otra en Moncloa. El duelo ha abierto trincheras, y ya hay unos cuantos que aspiraban por ejemplo a tener mando en RTVE que se han tenido que refugiar en los despachos del PP. Algunos antiguos consejeros del ente han sido recolocados en covachas varias, por ejemplo como asesores del Grupo parlamentario popular en el Senado, donde se cobra del orden de 3.500 euros del ala por “asesorar”, que es un término tan impreciso que parece de psiquiatra. Eso lo pagamos usted y yo con nuestros impuestos, y mientras recortan de aquí y de allá, se siguen mintiendo los cientos, qué digo, miles de asesores, que seguro que dicen por dónde se tiene que hacer el tajo. Pues bien, mi garganta profunda me refiere episodios del pulso que mantienen las señoras. Un día criticaban en un corrillo la comparecencia de Soraya tras el consejo de ministros, y por allí pasó Cospedal, que dejó la frase lapidaria, marmórea, fría con un escalpelo en una sala de autopsias: “¡Es que no se puede pasar de becaria a vicepresidenta!”


EL TASAZO DE GALLARDÓN

Arden los juzgados contra Gallardón y los candidatos al decanato del Colegio de Abogados de Madrid se posicionan contra el “tasazo” del ministro, el primero Javier Cremades, en cuyo despacho trabaja, desde un rincón discreto (“del rincón en el ángulo oscuro”, que diría Bécquer) el ex de casi todo, don José Bono. Gallardón quiere convertir la justicia en un servicio de pago, con un taxímetro que te dirá cuánto debes al principio de cada carrera, y no al final, como hacen los taxistas de Madrid, donde fue alcalde soterrador. Gallardón se ha inventado la tasa preventiva, para que los litigadotes, los querulantes, los que le tienen afición a la demanda, se lo piensen, y se tienten el bolsillo. Lo cual que nos llevará a una justicia en la que un rico te puede abrasar a querellas que tu no podrás sufragar. Y si no tienes posibles, entonces tienes que volver al estado natural, aquel que según Hobbes suponía una vida áspera y difícil. Si tienes pasta puedes ir a los tribunales, de lo contrario es mejor resolver las cosas a la vieja manera, al modo de siempre, al estilo de aquellos tiempos en los que ganar las guerras era el camino del prestigio. Así las cosas la tutela judicial parece cosa de precio y renta. Se está quedando esta España como un lugar donde es muy caro vivir, donde pagas dos veces por las cosas, mientras los sueldos bajan a la mitad.

VICTORIA SOTO

Nos saca la tarde del letargo con una nueva matanza en Estados Unidos, 20 niños, cinco profesoras, la madre del asesino, y el suicidio final del autor. El horror. El apocalipsis en una escuela de Newtown, el fin del mundo, sin mitologías maya para estos niños, sus padres, y toda una comunidad que jamás soño con una crueldad tan fría, a manos de un adolescente al que su madre entrenaba en el uso de las armas. Pistolas y escopetas están en la fundación de los Estados Unidos, país en el que los pioneros se abrieron paso a tiros, y allí llevar un arma en la guantera y tener un fusil de asalto en el trastero es un signo de libertad escrito en las enmiendas de la constitución. Y eso implica, cómo no, dejar las armas en manos de un psicópata que puede organizar una matanza en una escuela en el horario lectivo, porque se le ha cruzado el cable, odia a los que le llamaron gordito o tiene una percepción distorsionada de la realidad. Obama lloró lágrimas de pena al leer el primer comunicado a la nación. Entre los personajes de esta historia de horror asoma el rostro de Victoria Soto, la hispana que escondió a los chicos de su clase en un armario, y distrajo al asesino al enviarle al gimnasio. Siempre en estas tragedias se encuentra lo peor y lo mejor. Soto es un bello ángel moreno, un ángel de la guarda, en un país donde cualquier loco puede ser un pistolero.

TOMÁS GÓMEZ, GLADIATOR

Quiso ser Invictus pero fue derrotado, con los peores resultados de su partido. Ahora ha cambiado el personaje, y va de Gladiator. En la ejecutiva del Psoe, con la calle Ferraz llena de coches en segunda fila sin que nadie les ponga una multa, Gómez volvió a sacar pecho para decirle a Rubalcaba que se vaya. Eso antes lo hacía Aznar con González en el parlamento. Ahora es Tomás el que ha llevado el “váyase” al interior del Psoe, donde no levantan cabeza, y van de derrota en derrota hasta la catástrofe final. Irrelevantes en el País Vasco, intrascendentes en Cataluña, un cero a la izquierda en el parlamento nacional, los socialistas viven este tiempo entre homenajes a un pasado cada vez más remoto, a González y a Peces Barba. Hay que irse muy atrás para encontrar la memoria del partido, arrasada por ese Atila de la política y del socialismo que fue Rodríguez Zapatero. Tomás sacó la recortada para hacerle a Rubalcaba un traje, quizá consciente de que su gloria efímera, la de Tomás, será la de haberle cantado la gallina a Rubalcaba, porque en estos duelos muy pocas veces el retador se hace con el poder del que sale. A Alfredo le están empujando a salir de Ferraz, pero lleva tanto tiempo enrocado en los cimientos de esa calle que ya parece un percebe negro y liso de cabeza, al que tendrán que arrancar con un martillo y un cincel.

GERARD SE HACE BELGA

La patria tiene un precio. Uno se hace de Logroño o de Vitoria por los impuestos. Hay catalanes que no quieren ser españoles porque les sale caro y dicen que en Madrid les roban. Ahora que saben que les han quitado la cartera en Barcelona, es posible que salte la rebelión de las comarcas. Ahora en Francia Gerard Depardieu ha devuelto el pasaporte, y dice que quiere ser belga, que es algo que los franceses nunca han querido ser. El belga es en Francia un ser antipático, tacaño, con poco sentido del humor. Los franceses hacen chistes de belgas, que son su chivo expiatorio en el humor. Pues bien, cómo estarán las cosas en la Galia para que un actor francés que ha encarnado a Obélix se quiera pasar de bando y adoptar la nacionalidad belga. Dice Depardieu que la diferencia en el IRPF es tanta que le sale rentable. No es el primero. Ya hablamos aquí del rey del lujo, el dueño de Louis Vuitton, que cogió un baúl y se marchó a Bruselas para que Hollande no le atraque por la vía fiscal. Ahora, antes de ser de aquí o de allá hay que hacerse la pregunta fundamental: ¿cuánto me cuesta?


LO QUE TIENE ANNE

Tengo un amigo juez. Hace un tiempo madrugaba, se presentaba el primero en le juzgado, terminaba sus tareas a una hora prudente, y regresaba a casa para ver, cada tarde, antes del almuerzo, el programa de Anne. Un amor platónico. Algunas tardes me llamaba para pedirme detalles sobre la señora, y yo apenas podía balbucear algunos rumores de mala gente para intentar quitarle de la cabeza aquel amor puro que él sentía. Ahora que está por las tardes nuestro juez tiene más tiempo para sus sentencias y sus causas. Eso que hemos ganado. Pero el asunto lejos de mejorar ha empeorado desde que nuestro magistrado sabe que Anne ha dejado a su novio, y ha vuelto a la vida de soltera. No se sabe lo que tiene Anne, que los hombres no le duran. Se casó con un bailarín y al tiempo lo dejó, porque el chico volaba detrás de los tutús con manifiesta inmadurez. El último señor le ha durado a Anne un par de años. Anne tiene fortuna en los negocios de casas alquiladas que sostiene, y también en la pantalla donde la mantienen a pesar de que, como decía Mariló, solo sabe dar paso a unos videos. Pero en el amor, ay en el amor, a Anne le falta algo, que no se sabe lo que tiene.
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