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Los catalanes votan lo menos malo

Por Rafael Gómez Parra
Los catalanes han castigado a la derecha nacionalista traspasando su voto a los nacionalistas republicanos y de izquierda representados por ERC. Queda así un Parlament ingobernable porque parece imposible -salvo que se les vaya la pinza- que los republicanos de izquierda apoyen un Gobierno de Artur Mas- Pujol, que más bien tendría que pedir el apoyo del PP que es con quien ha venido gobernando hasta el día de la Diada.
Los más molestos en Madrid con los resultados de las elecciones catalanas es esa derecha dura que –por boca de sus periodistas voceros- apostaban claramente por una victoria contundente de Artur Mas –convertido en el “lobo” feroz de Caperucita- para seguir con su campaña de “victimismo español” a sabiendas de que CiU nunca iba a dar el paso definitivo, lo que hubiera permitido seguir vendiendo, principalmente en la capital de España, ese anticatalanismo que tanto réditos le ha dado al PP madrileño, encabezado por Esperanza Aguirre y que le ha permitido barrer literalmente en las sucesivas elecciones desde 2003 primero aprovechando la discusión del Estatut que lanzó el Gobierno de Zapatero y con mucha más agudeza desde la manifestación última de la Diada. A falta de Eta, que era fue su monotoma favorito durante la época de Zapatero, aprovechando el tirón de las asociaciones de víctimas del terrorismo, ahora se dedicaban a fomentar el anticatalanismo visceral que va desde la inmersión lingüística hasta el fútbol.

El retroceso de Artur Mas –cuya política de recortes y privatizaciones en nada tiene que envidiar a Rajoy o a Esperanza Aguirre- y el avance de Esquerra Republicana fastidia a esa derecha neofranquista porque demuestra que la sociedad catalana sabe combinar su “derecho a decidir” su futuro con el castigo electoral a la derecha ultraliberal que enarbolaba la senyera con la intención de ocultar su verdadero rostro y sus planes de castigo a los ciudadanos, del mismo corte que los que Rajoy ha impuesto ya a todos los españoles.

La misma noche del domingo, según se iban conociendo los resultados y el batacazo parcial de Mas y el total del PSC, los voceros de esa derecha iban mostrando su perplejidad por el voto de los catalanes. Para salir del paso trataron de “magnifica” los 21 escaños conseguidos por Esquerra o los 74 escaños (50 de CiU, 21 de ERC y 3 del CUP) conseguidos por los grupos independentistas -que han perdido dos escaños en la gatalla- para tratar de mantener su discurso del miedo a los separatismos.

Es también la primera vez que se introduce en un parlamento una organización radical anticapitalista, la Candidatura de Unió Popular (CUP) que , sin ninguna duda es una alternativa nueva de izquierdas, más en la línea del 15-M, que podría exportarse al resto de España en las próximas elecciones y empujando a Izquierda Unida a tener que decidirse por cambios más profundos, especialmente en Madrid.