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Rato, la piedra de toque de la Justicia



La decisión del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, de aceptar las querellas del 15-M y de UPyD contra los principales directivos de Bankia por haber falsificado las cuentas y haber sacado la entidad a bolsa estafando a miles de pequeños accionistas puede abrir una brecha en la férrea defensa que han urdido el PP y el PSOE, con la ayuda inestimable de IU de Madrid, para evitar que la crisis de la segunda mayor caja de ahorros salpique a los dos grandes partidos y especialmente a algunos de sus dirigentes actuales tanto en los Gobiernos de Zapatero y de Rajoy, que son los que permitieron que Rodrigo Rato tirara para adelante, como en los Gobiernos regionales de Madrid y la Comunidad valenciana principalmente, en las épocas de Esperanza Aguirre y de Francisco Camps, respectivamente.

En Caja Madrid, desde la época en que Aznar colocara al frente de su Consejo de Administración a su amigo Miguel Blesa, se formó una alianza en la que participaban tanto los miembros del PP como del PSOE, Izquierda Unida y los representantes de Comisiones Obreras. Posteriormente, las sucesivas derrotas de los socialistas madrileños en las elecciones, fueron debilitando el papel del PSM y Blesa optó por reforzar la figura de José Antonio Moral Santín, el histórico representante de IU, que junto a algunos delegados de CC.OO. han sido el principal apoyo de la política del PP en la entidad madrileña. En Bancaja, la otra pata de Bankia, el papel preponderante ha correspondido siempre al PP.

La piedra de toque de lo que puede pasar está en la figura del ex vicepresidente del Gobierno de Aznar y ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, al que ya estuvo a punto de caerle una dura reprimenda internacional por su nefasta labor al frente de ese organismo internacional que defiende las tesis ultraliberales en el mundo donde no solamente no se enteró de la crisis financiera que se avecinaba, sino que no hizo nada para controlar los desmanes bancarios.

Rodrigo Rato, desde que tuvo que dejar la Política porque Aznar prefirió a Rajoy como su sucesor, ha sido el típico mercenario metido a falso empresario que ha vivido a costa del erario público, como casi todos los que presumen de liberales. Cuando tuvo que salir precipitadamente del FMI, vivió durante un tiempo a costa de la “caridad” de Esperanza Aguirre que desvió de los presupuestos madrileños cuantas cantidades de dinero hizo falta para montarle seminarios, conferencias y foros –lo mismo que para el gurú de los ultraliberales Pedro Schwartz, al que Aguirre nombró presidente del Consejo Económico y Social de Madrid en enero pasado para que cobrara también de lo público- para acabar pidiendo a Rajoy el puesto de presidente de Cajamadrid , cosa que el líder del PP acabó aceptando para quitarse de enmedio al hombre que quería poner Aguirre, Ignacio González.

Rato se lazó entonces a una loca carrera contrareloj para tratar de superar la crisis que ya padecían , por culpa del ladrillo, tanto Cajamadrid como Bancaja, que junto a otras cinco cajas de ahorro pequeñas formaron el Banco Financiero y de Ahorros y posteriormente Bankia con una salida a bolsa que muchos consideraron ya temeraria en su momento y que luego se ha demostrado que Rato vendi´ño humo a los accionistas que, en gran parte, fueron los propios empleados y muchos pequeños cuentacorrientistas. Al final, cuando se descubrió que el agujero negro de la entidad era superior a los 23.000 millones de euros, Rajoy dio orden de fulminarle y sustituirle por un jubilado de oro, José Ignacio Goirigolzarri.

Rato trató de enseñar las uñas en un primer momento discutiendo en público las cifras de las pérdidas, pero luego optó por callarse con la tácita promesa de Rajoy y Rubalcaba de otorgarle inmunidad. El intento del Partido Socialista de Madrid (PSM) de forzar una investigación en la Asamblea de Madrid sobre Bankia y de llevarla también al Congreso fue cortada de raíz por el propio Rubalcaba, que incluso fue pillado in fraganti pidiéndole al portavoz adjunto en el Congreso, Madina, que tomara medidas disciplinarias contra la número dos del PSM, Maru Menéndez por criticar a la dirección del PSOE su decisión de no intervenir en el “caso Bankia” contra Rato y demás directivos, entre los que se encontraba en esos momentos el vicepresidente Virgilio Zapatero, ex ministro de Felipe González y ex rector de la Universidad de Alcalá de Henares.

Ahora, Rato está tratando de comprobar si el apoyo de Rajoy y de Rubalcaba es efectivo tras su primera declaración ante la Audiencia Nacional.