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Rubalcaba frente al abismo electoral




Rubalcaba se juega su futuro en las próximas tres elecciones autonómicas: Galicia. Euskadi y Cataluña. A priori su situación en el PSOE no puede ser peor, aunque la realidad es que nadie desde dentro, salvo algunos conatos en Madrid, está poniendo en cuestión su liderazgo ganado a duras penas en el último Congreso en Sevilla frente a Carme Chacón, que prácticamente ha desaparecido del mapa la espera de mejores tiempos.

En Galicia, la patria de Rajoy, el PP sólo teme que los votos que pueda sacar la Sociedad Civil de Mario Conde le pueda hacer peder la mayoría absoluta lo que seguramente acabaría acarreando unas nuevas elecciones en menos de dos años como pasó en Asturias con la irrupción del ex líder del PP, Alvarez Cascos. Parece muy difícil que el PP pudiera llegar a un acuerdo con Conde –especialmente después de la reactivación de los embargos de las fincas del ex banquero que llevaban parados casi veinte años en la Audiencia Nacional- y tampoco parece probable que el PSOE pudiera hacer un frente común con IU y con, al menos, dos organizaciones nacionalistas, una de ellas el BNG. Es muy difícil que Pachi Vázquez, el hombre de Rubalcaba en Galicia, pueda darle más alegrías que las justas: no perder muchos escaños. La escasa asistencia a los mítines del PSdeG no son el mejor augurio.

El barón socialista con mejor imagen es Patxi López, en Euskadi, que fue uno de los apoyos decisivos que obtuvo Rubalcaba en el Congreso de Sevilla y que se ha beneficiado durante sus más de tres años de mandato de la consolidación de la paz tras el alto el fuego de ETA, lo que debería darle un plus electoral el 21 de octubre, pero tampoco parece que vaya a ser así ya que, aunque no pierda muchos votos, la irrupción de EH Bildu parece que va a ser apoteósica –entre 20 y 22 escaños- y que se va a convertir en la única llave posible para gobernar en Euskadi, dado que tampoco parece posible que el PNV obtenga la mayoría absoluta, que se sitúa en 38 escaños.

Las encuestas denotan una importante caída de los dos grandes partidos, PSE-PSOE, que podría perder diez escaños, quedándose en 14, y el PP, que pasaría de 13 a 8 o 9. La caída de Patxi López en Euskadi podría tener, sin embargo, un efecto diferente en el interior del PSOE, ya que el actual lehendakari quedaría “libre” para poder aterrizar en Madrid y convertirse en el sucesor de Rubalcaba a corto plazo para preparar su candidatura a las elecciones generales que podrían celebrarse a finales de 2013 o principios de 2014 si Rajoy aguanta hasta esas fechas y sino antes.

En Cataluña, la situación de los socialistas parece de auténtica debacle y más después de la escisión protagonizada por Maragall, pero también curiosamente aquí podría estar la salvación de Rubalcaba si finalmente y con todos los problemas surgidos como consecuencia de la Diada, el PSC aguanta y no retrocede tanto como se le vaticina. Si pudiera conservar los 28 escaños actuales, cosa que parece muy difícil, y CiU no creciera más allá de un diputado, el secretario general socialista sacaría pecho.

Rubalcaba, desde su elección como sucesor de Zapatero, no tiene ninguna otra estrategia más que la de esperar que Rajoy se la pegue y que las urnas –por aquello del bipartidismo- le permita volver a tomar La Moncloa. El problema es que, cada día más, la desafección de los votantes de izquierda con el PSOE se va haciendo más grande, cosa que está empezando a afectar también a las propias bases del partido socialista que está esperando un giro decidido a la izquierda de sus dirigentes con propuestas más concretas contra el capitalismo, la Monarquía, la Iglesia y en favor de un Estado federal y de una mayor intervención del Estado en la economía, además de un cambio decidido del sistema de representación política y un mayor control de los políticos y de sus programas por parte de los ciudadanos durante los cuatro años que dura su mandato. Eso como mínimo es lo que está pidiendo los militantes de base del PSOE en Madrid.

También en Izquierda Unida hay una movida muy fuerte porque en noviembre se celebran las asambleas regionales y en Madrid, Extremadura y Andalucía, más concretamente, podría haber cambios importantes. En la Comunidad madrileña, el objetivo es acabar con el cacique Angel Pérez, que ha dominado la coalición durante los últimos veinte años sin más objetivo que permanecer junto a su camarilla en los puestos de poder, incluido el Consejo de Administración de CajaMadrid donde estaba de vicepresidente nada menos que Moral Santín, su brazo derecho.

El actual coordinador general de IU, Cayo Lara, no se ha atrevido a meter mano en la coalición madrileña que en los últimos años ha perdido dirigentes por la derecha y por la izquierda, sin que haya podido sacar más provecho del hundimiento electoral del PSOE. Pérez se ha llegado a enfrentar y criticar al 15-M y se ha negado, junto a sus partidarios, a prescindir de los coches oficiales o a bajarse los salarios con la excusa de que los necesitan para trabajar.

Las sucesivas refundaciones y renovaciones proclamadas todos los años por los líderes de IU han sido un engaño a sus militantes y votantes, mientras Angel Pérez se mantenía en los cargos oficiales, ahora en la Comunidad de Madrid, ahora en el Ayuntamiento con los salarios más altos posibles. Si IU de Madrid no consigue renovarse ahora no podrá recoger a los votantes que huyen del PSOE, muchos de los cuales están pidiendo que se cree una coalición al estilo de la griega, Syriza.

En Andalucía y Extremadura un cambio en la dirección de las respectivas formaciones de IU podría cambiar incluso el gobierno autonómico. IU de Extremadura se negó a apoyar en mayo de 2011 al ex presidente socialista. Guillermo Fernández Vara, que durante su mandato había negado a IU el “pan y la sal”, por lo que entró a gobernar José Antonio Monago (PP), que era la lista más votada. Ahora IU de Extremadura podría cambiar de opinión y forzar la marcha de Monago. En Andalucía, por el contrario, la maña experiencia de lo ocurrido en la Comisión de Investigación de los falsos EREs de la época de Manuel Chaves y Griñán, podría volverse en contra de los actuales dirigentes de IU, Diego Valderas, José Luis Centella, Willy Meyer, José Antonio Castro, etc, que forzaron su entrada en el Gobierno de Griñán para no dejar gobernar a Javier Arenas (PP).

Los dirigentes socialistas andaluces se han negado a asumir sus responsabilidades en la corrupción de los últimos veinte años de gobierno e incluso algunos, como el propio Chaves o la ex ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, tomaron el pelo a los miembros de la comisión con sus respuestas. Todo ello ha dado la razón al diputado regional por Sevilla, José Manuel Sánchez Gordillo, que abanderó la negativa a aliarse con el PSOE corrupto en el Gobierno de Andalucía.