El Ayuntamiento redujo a más de la mitad el presupuesto destinado a deportes en plena campaña olímpica

El Ayuntamiento de Madrid redujo en más de la mitad su presupuesto destinado a deporte en plena campaña por la candidatura olímpica, entre 2005 y 2010, según se desprende de un estudio de Eroski Consumer que analiza 143 instalaciones deportivas de 18 ciudades españolas, entre ellas 20 de la capital.

El informe, que recoge Europa Press, apunta que los consistorios analizados dedican de media casi un 4 por ciento de su presupuesto general a deportes, mientras en la capital supone un 3,1 por ciento, con 152 millones de euros en total, que suponen 47 euros por habitante y año.

Sin embargo, en 2005 la partida de deportes suponía el 7,2 por ciento, con 311,5 millones de euros, si bien el propio documento señala que la tendencia general es de descenso en todos los casos, y además recuerda que en 2005 el Gobierno local proyectó la construcción de siete instalaciones inauguradas en el siguiente lustro y que 'hincharon' la partida.

En cualquier caso, el informe de Eroski Consumer asegura que "las instalaciones deportivas en Madrid mantienen su calidad óptima" pese al descenso en inversión, y destaca que en los últimos cuatro años "ha aumentado la dotación de piscinas, polideportivos cubiertos, gimnasios y campos de fútbol" en la ciudad.

Además, subraya que "todas las instalaciones se encuentran en buen estado de mantenimiento, limpieza, seguridad y accesibilidad, y ofrecen suficiente información y servicios".

EQUIPAMIENTOS

El documento comienza con el análisis del estado de los equipamientos, y señala que en Madrid su evolución es "positiva", con una piscina por cada 23.100 habitantes (en 2006 era una por cada 23.485), un polideportivo cubierto por cada 48.600 ciudadanos (antes era cada 53.445), un gimnasio por cada 26.690 madrileños (antes era uno por cada 28.180) y un campo de fútbol por cada 17.990 vecinos (antes era uno por cada 22.630).

En cuanto a la calidad y limpieza de las instalaciones en general, y de aseos, duchas, piscinas, cafetería, etc. en particular, el informe señala que los equipamientos madrileños tienen "buena calidad" ya que ninguna de los 20 centros visitados suspende la visita.

Así, la nota media es 'bien', ya que los recintos "se encuentran en buen estado, proporcionan a los usuarios la suficiente información y servicios, y cuentan con las suficientes medidas de seguridad y accesibilidad". "Hace cuatro años la situación era muy similar, aunque se ha mejorado en información y servicios", apostilla el documento.

Y es que los edificios y vestuarios se encontraban "en correcto estado de mantenimiento e higiene" y las únicas carencias detectadas se centraban en "algunas deficiencias en las pistas y campos". En concreto, seis de las 20 instalaciones tenían líneas sin pintar en los campos, en cuatro había pavimento levantado en las pistas, y en otras tres había algunas redes y pomos rotos.

Por otra parte, el estudio también refleja las medidas de accesibilidad y seguridad de que disponen estos equipamientos, centrándose en plazas de aparcamiento para discapacitados, carteles en braille, luces de emergencia o extintores, entre otras cosas.

En el caso de los centros visitados en Madrid, Eroski Consumer señala que "en todos los espacios deportivos había extintores bien visibles y luces de emergencia, así como un socorrista en todas las piscinas".

Además, en los alrededores de quince de los 20 centros existen plazas de aparcamiento reservadas y sólo cuatro piscinas carecían de sistemas de acceso para minusválidos. Sin embargo, "en la mayoría de las ocasiones los carteles no estaban escritos en braille o alterados con sobre relieve", señala el informe.

Finalmente, en lo relativo a la información en los centros deportivos, el documento señala que "había carteles señalizando los diferentes accesos y personal atendiendo las dudas de los usuarios", si bien en siete de los polideportivos "no se informaba sobre las normas de uso particulares de cada pista y faltaba el plano de situación".

Por otra parte, a todas las instalaciones llegaba el autobús o el metro, y en casi todas los vestuarios contaban con taquillas, aunque en cinco no se localizó el botiquín, la enfermería o el servicio médico, y en siete no existían papeleras o contenedores de reciclaje a la vista.