¿Conseguiría hoy el PSOE los 7.821.718 votos y los 121 escaños que logró el 23 de julio de 2023?. Lo más probable es que no y que serían menos. ¿Cuántos menos?: si hacemos caso a los datos del CIS no sólo serían menos, serían más, en contra de todas las demás encuestas y sondeos electorales y del desgaste de los escándalos de presunta corrupción que le está afectando al socialismo día tras día. Lo más lógico es que se impusiera el hartazgo entre los votantes del PSOE de hace tres años y que decidieran votar a otras opciones o que se abstuvieran, con lo que las matemáticas electorales de la Ley D´Hont saltarían por los aires, sin poder precisar los efectos que una menor participación en las urnas, muy probablemente por parte de los votantes de izquierdas, tendría en el número de escaños. ¿Un cambio de candidato cambiaría la tendencia de voto?. Es imposible asegurarlo en uno u otro sentido pero lo más probable es que se produjera un hundimiento de las siglas a nivel nacional, sobre todo en aquellas Autonomías donde gobierna el PP, con la notable excepción de la Comunidad Valenciana donde la presencia de Carlos Mazón es uno de los grandes déficits del Partido Popular.
¿Conseguiría el bloque de Sumar los 3.044 votos y los 31 escaños que consiguió el 23 de julio de 2023?. Lo más seguro es que no y que serían menos, por una contundente razón, Sumar ha dejado de existir o cómo confluencia de grupos situados a la izquierda del PSOE y es muy difícil que se vayan a unir en unas candidaturas conjuntas. Con el Sumar de Díaz, por un lado, el Podemos de Belarra, por otro, Compromís a su aire, al igual que el resto de formaciones más pequeñas,mantener los 31 escaños de julio de 2023 aparece como una misión imposible.
¿Conseguiría el PP los 8.160.837 votos y los 137 escaños que consiguió el 23 de julio de 2023?. Lo más probable es que no y que serían más o menos, dependiendo del resultado de la otra derecha que tiene representación en el Congreso de los Diputados. La suerte o la maldición del PP es que sus resultados están íntimamente relacionados con los que obtenga Vox, al igual que lo están los De Santiago Abascal.
¿Pueden subir los dos grupos en votos y escaños al mismo tiempo?. Es una posibilidad, pero es más probable que los votos se polaricen más y los que vayan a una de las dos formaciones lo hagan en detrimento de la otra. En cuanto a los escaños, también depende de la participación global y en cada una de las circunscripciones,, un aumento de votos puede no darte más escaños, y al revés. El clima nacional de la sociedad hacia los políticos y la percepción que se tenga en el momento de ir a las urnas será determinante ¿Conseguiría Vox los 3.057.000 votos y los 33 escaños que consiguió el 23 de julio de 2023?. Lo más probable es que no y ¿serían más o menos?.Esa es la gran pregunta que se hacen tanto Feijóo como Abascal.
Entre los cuatro grandes controlan en estos momentos 321 escaños, con una ventaja muy grande a favor de la derecha, con sus 171 asientos en el Hemiciclo, por los apenas 152 de la inestable izquierda. ¿Dónde está el gran agujero y el gran problema para el PSOE al margen de si el candidato fuera Pedro Sánchez u otro?. Está a su izquierda: hoy es imposible que Yolanda Díaz pueda mantener las riendas del conglomerado de Sumar, tanto por la deserción de Podemos como por las dudas del resto de formaciones, desde Más Madrid a Compromís, pasando por los verdes y el resto de formaciones que, de concurrir en solitario, no tendrían representación en el Congreso. Esas matemáticas electorales son fáciles de predecir pero difíciles de pronosticar.
Quedan los dos grandes bloques independentistas, en mayor o menor grado, desde Cataluña a Euskadi. Con la CUP fagocitada en su representación estatal por Junts, ERC y el PSC, esa izquierda radical e independentista podría recuperar, gracias a la inestabilidad y a una posible unión con Podemos, un escaño. No más. Quedarían Puigdemont y Junqueras, de nuevo, como representantes del viejo/nuevo independentismo que se fraguó a la sombra de CiU durante cuarenta años. Los dos castigados en sus votos por la irrupción del PSC de Salvador Illa y su llegada a la presidencia de la Generalitat. El antiguo ministro de Sanidad con Pedro Sánchez puede ayudar a los resultados globales del PSOE, pero no tanto como para evitar una caída en el resto de las Comunidades. Los 14 escaños que mantienen en el Congreso pueden cambiar de color, pero seguirán moviéndose entre los trece y los 15 asientos, ni menos, ni más.
En Euskadi ocurre algo parecido. En otras condiciones el PNV de Pradales y sus cinco escaños ya habrían pactado con el PP de Feijóo, al igual que lo han hecho desde el inicio de la Democracia. ¿Su problema está en Bildu, que lograron uno más en 2023 y mantiene su presión nacionalista, de izquierdas e independentista no sólo en el País Vasco, también en Navarra; algo que afecta al resto de formaciones y en especial al PSOE y al resto de la izquierda. La conclusión de ese debate interno explica las dudas que proyectan en sus declaraciones sobre los escándalos que parecen en el entorno más directos de Pedro Sánchez. Abandonar al PSOE podría hacerles perder incluso el gobierno en Euskadi, con una nueva suma de escaños en el Parlamento autonómico. Los efectos de una decisión a nivel del estado se trasladan a niveles autonómicos y municipales. Es ese miedo es el que aparece en todas y cada una de las declaraciones públicas.
Es en ese laberinto de intereses en el que se mueve Pedro Sánchez desde su posición de presidente del Gobierno. Si dependiera de la voluntad libre de los 179 escaños que le llevaron a obtener la posibilidad de formar su tercer Gobierno en noviembre de 2023, es muy probable que hoy no se repetiría, pero es más fuerte el miedo a perder lo que ya han conseguido a cualquier duda moral y ética que se ponga sobre la mesa. El presidente y Secretario General ha hecho públicas sus razones para no dimitir, ni para verse obligado a convocar nuevas elecciones: no quiere hacerlo por ser muchas las desventajas y ninguna la ventaja.
De ahí su doble desafío, a los que puede todos los días su salida y a los que se limitan a reprocharle los graves escándalos. Juega con el hambre de poder de unos y los miedos de los otros. Dentro de que el mayor de los temores que debe tener el inquilino de La Moncloa es el que afecta de forma más directa a su familia. ¿Qué se atrevan a atacarme a campo abierto les dice a Feijóo y a Abascal con una moción de censura?. Y ¿qué se atrevan a hacer algo parecido en el seno del PSOE, a García Page y al resto de críticos, que hablan pero no hacen?. Hasta ahora.