12/04/2010.- Pocos líderes internacionales son tan activos como Nicolás Zarkozy, Presidente de la República de Francia, que tiene tiempo para todo y nunca deja nada para mañana.
El sabe que “ la grandeur” de su país le exige estar a la altura de las circunstancias históricas y contemporáneas y por esa razón, aun cuando el tratado de Lisboa haya modificado la estructura representativa de la Unión Europea, está dispuesto a seguir mandando y sobre todo a influir mucho en Europa y en el resto del mundo.
El decide junto con Angela Merkel y con Obama llegado el caso qué políticas hay que llevar adelante en estos momentos de crisis, pero también se coge un avión y va a buscar a un liberado francés que había estado secuestrado en un país africano, o se enfrenta a sus conciudadanos cuando le reprochan algo, o se va al juzgado de guardia para querellarse contra los que dicen que su Carla Bruni le ha sido infiel o que él ha hecho lo mismo con una amante clandestina.
Para desdecir estos rumores y conocer al autor de los mismos el Presidente francés ha puesto en marcha al servicio de contra espionaje de su país, según publicaba el diario Le Soir.
Hasta la ex ministra de justicia Rachida Dati, de origen argelino y por cierto de muy buen ver, tuvo que salir al paso de estos rumores desdiciendo que fuera ella la autora de los mismos, porque sabe que Monsieur Le President no se anda con exquisiteces a la hora de cortar cabezas.
Lo que muchos se preguntan es si, en un momento en el que a los franceses le preocupan cosas más importantes como es la economía, tiene sentido que un líder nacional dedique esfuerzos personales y públicos para desmentir si le han puesto o si ha puesto él los cuernos.
La historia de Francia es una historia escrita en muchas camas, y no es tiempo de que ahora el Presidente de la República quiera reescribirla.
otras opiniones >>
Si (
No(
