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Zp no tiene quien le suceda

Por Rafael Gómez Parra
jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

Los políticos tienen sus cosas. A veces, incluso, parece que viven en sus palacios de cristal y que no les preocupa más que aquello que les afecta más directamente. Como cuando se ponen a discutir si Zapatero será o no el candidato socialista a las elecciones generales de 2012. El debate tiene, además, mucho de interesado. El PP desearía que el político leonés decidiera retirarse, como hizo Aznar, y que dejara la puerta abierta a Rajoy. Para eso ha ido sembrando de dudas la posible comparecencia o no de ZP a los próximos comicios. Uno de los argumentos más curiosos ha sido recurrir a Sonsoles Espinosa, su mujer, que habría puesto coto a las aspiraciones políticas de su marido diciendo que no aguantaría otros cuatro años más en la Moncloa. Menos aguantaba Carmen Romero, la mujer de Felipe González, y estuvo casi trece años. Ana Botella, en cambio, parece que estaría deseosa de volver y que le gusta la política tanto como a su marido, pero Aznar decidió ponerse coto a sus ambiciones, dos mandatos, y se fue dejando a Rajoy a los pies de los caballos. Eso mismo le podría ocurrir al futurible sucesor de Zapatero.

Los dirigentes socialistas se han lanzado a pedir a Zapatero que siga, tampoco sabemos bien por qué ya que las encuestas dicen que con él como candidato y de seguir la crisis económica lo más seguro es que perdiera con Rajoy. Si los propios socialistas se conforman con su candidato es que no confían en que aparezca ninguno mejor o que no quieren abrir el melón de la sucesión porque el debate interno podría acabar como el rosario de la aurora, a farolazos. Ocho años de zapaterismo han dejado a las filas del PSOE exhaustas de futuros líderes. Los nombres que se han ido dando como sucesores, especialmente las mujeres como Carmen Chacón o Teresa Fernández de la Vega parece que se van apagando al mismo ritmo que su mentor.

José Blanco, el más listo de la clase, ha dicho que el sucesor de ZP será Zapatero, o lo que es lo mismo: será el presidente el que elija al futuro candidato a presidente del Gobierno por parte del PSOE. Viendo lo que le ocurrió a Aznar no parece la mejor solución, pero es que la vida interna de los dos grandes partidos padece la misma enfermedad interna, la adoración al líder único. En ellos se estila la misma fórmula que en las monarquías tradicionales: A rey muerto, rey puesto. Pero mientras el rey no muere no hay sucesión posible salvo que abdique en su heredero.

Otro de los líderes socialistas que más ha hablado en estos días de sucesores e incluso de su propio futuro ha sido el ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha entonado una dulce canción de que “yo ya llevo muchos años en política”, preferiría retirarme, lo único que me gustaría es ser presidente del real Madrid, si acaso, etc, etc. Como se ve cosas muy poco convincentes viniendo de un “animal político” como es él que ha pasado por los mejores y por los peores momentos del PSOE, desde que fue ministro de Educación, sustituyendo a Javier Solana, hasta su paso como portavoz de la Moncloa, en tiempos de los Gal, cuando Felipe González lo pasó peor y estuvo a punto de ser procesado por el Supremo por aquella famosa X que le puso Garzón.

Rubalcaba no quiere nada ni aspira a nada, pero le ocurre como a José Bono o a Javier solana, que tampoco rechazarían nada si se les ofrece algo interesante en donde no tengan que jugarse nada. Si de lo que se trata es de competir con Gallardón o con Esperanza Aguirre, dos pesos pesados del PP, ya es otra cosa, entonces se lo piensan mucho más. El único que se ha jugado algo electoralmente hablando ha sido el presidente del Congreso, José Bono, que fue veinte años presidente de Castilla La Mancha, y que perdió en otro trance electoral, este interno, cuando creyó que iba a ser el sucesor elegido de Felipe González al frente del PSOE: Se dio tal batacazo que tuvo que dejar Castilla La Mancha y convertirse en ministro de Defensa, donde sólo duró dos años.

A pesar de todo, ellos cuatro, Blanco, Solana, Bono y Rubalcaba, constituyen lo más sólido del Partido Socialista, si no fuera, como dice Leguina, por la adoración que Zapatero había impuesto al “becerro de la juventud”: Chacón, Aido, etc, que parece haber fracasado por ahora. Otras opciones femeninas como Teresa Fernández de la Vega también han quedado en vía muerta o se han ido quemando al mismo tiempo que la efigie de Zapatero. Aznar acabó sus mandatos con más posibilidades aunque al final o no supo escoger o simplemente la guerra de Irak y los atentados del 11-M se llevaron por delante al PP.

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