El influjo vital de Paul Thek en el arte contemporáneo, en el Reina Sofía

5/2/2009.- El norteamericano es objeto de una amplia retrospectiva, con unas 300 obras, que se exhibe en el museo capitalino en la primera gran muestra que se realiza en España sobre este artista.

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Artista injustamente ignorado, a pesar de su esencial influjo en las vanguardias de los 60 y 70 y en el giro que el arte dio en los 80, el norteamericano Paul Thek es objeto de una amplia retrospectiva, con unas 300 obras, que se exhibe en el Reina Sofía, la primera gran muestra que se realiza en España.

Del 6 de febrero al 20 de abril, el singular mundo de Thek se podrá ver perfectamente diseccionado en las salas del Museo, donde se han estructurado sus obras cronológicamente y alrededor de la multitud de materiales y técnicas que utilizó Thek, (Brooklin 1933-Nueva York 1988).

El conjunto deja patente así las contradicciones personales y artísticas de este hombre que vivió entre dos mundos, Nueva York y Europa, siempre crítico, cargado de una ironía y un sarcasmo indudable; y que nunca se encontró a gusto en ninguno de esos dos mundos.

El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, se congratuló de haber podido reunir la extensa muestra, teniendo en cuenta que la mayoría está en manos de colecciones privadas; y de lo efímero y delicado de su obra, que hace inviable su traslado en muchas ocasiones.

"Había que hacer justicia al artista de los artistas. A un nombre esencial entre los artistas de los años 60 y 70 y en el giro del arte en los 80; de ahí que el catálogo se titule 'Artista de artistas'", señala Borja-Villel.

Villel no comprende la contradicción de un hombre "reverenciado por artistas o escritores de su tiempo, -como el encendido elogio escrito por Susan Sontang a principios de los 60- y que, sin embargo, sigue siendo un gran desconocido, no sólo para el público sino también para la crítica, hasta el punto de que Estados Unidos no ha realizado, todavía, ninguna retrospectiva".

La naturaleza de las obras de Thek son una mezcla de "melancolía y crudeza", junto a una crítica constante, como le sucedió en sus primeros años en Nueva York, donde primaba el minimalismo y el arte pop.

"Thek se reveló contra la falta de emoción propuesta por los minimalistas y reaccionó insuflándole esa emoción con sus famosos 'Relicarios Tecnológicos', donde metía en urnas cerradas piezas de cuerpos, trozos de carne, dientes... . O en vaciados donde reproducía partes de su cuerpo como un antebrazo o una mano con los dedos arrancados", apunta el experto en su obra Harald Falckenberg.

Tras el desengaño sufrido en Nueva York, viajó a Europa donde se instaló durante años entre distintas capitales, como Amsterdam, París o varios lugares de Italia.

En Europa reinaba el arte povera y nombres como Joseph Beuys, pero Thek tampoco encontró su sitio, pues no amaba las manifestaciones del povera, y él era mucho más sutil que Beuys.

Ante este panorama, Paul Thek dio un nuevo cambio de a su obra. Enfrentarse a ese tipo de obras con un estilo infantil, formado por "piezas relacionadas con su infancia, como juguetes, cuentos y elementos naif personales. Pero con su genialidad, esos objetos personales conducía al espectador mucho más allá de la pura anécdota", apunta Roland Groenenboom, comisario de la muestra.

Piezas de bronce, instalaciones barrocas como la mesa del enano, cargada de elementos dispares. Y enfrente sus pinturas realizadas sobre papel de periódico con temáticas simples y tonos suaves son una muestra del contraste y la "ambigüedad" que guió su obra, con la mezcla de piezas crudas y otras melancólicas.

Se muestran también fotografías de montajes que había construido en las galerías donde iba a exponer: "Eran muy elaborados y efímeros, sólo pensados para ese espacio, esa obra, y ese lugar", apunta Roland.
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