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Aquí no dimite nadie
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Aquí no dimite nadie

Por Rafael Gómez Parra
Lo que ocurre en los partidos españoles es de traca, pase lo que pase en las elecciones, ya sean generales, autonómicas o municipales, aquí no dimite nadie y todos los líderes y segundones se agarran al sillón como si fueran lapas

Si ganas unas elecciones los dirigentes de los partidos respiran tranquilos porque tienen asegurado su sillón durante cuatro años, luego dios dirá. Si pierden siempre encuentran un chivo expiatorio al que echar la culpa de su fracaso para mantenerse en la oposición durante otros cuatro años, donde al decir de algunos, se vive mucho mejor porque no hay que preocuparse por casi nada y para muchos es como unas vacaciones pagadas.

El caso es no asumir nunca el fracaso y mucho menos dimitir e irse a casa a seguir con su trabajo profesional si es que alguna vez lo han tenido porque el número de políticos que han hecho del partido su profesión es en muchos casos alarmante.

Lo de no dimitir toca tanto a los partidos de derechas como a los de izquierda. En la historia de la transición española son contados los casos de los políticos que han asumido su derrota. Curiosamente la mayor parte de las renuncias se producen por guerras internas en los propios partidos, lo que se llama el "fuego amigo", Pablo Casado y Cristina Cifuentes bien lo sabe en el PP, y Alfonso Guerra en el PSOE, son ejemplos claros de dimisiones forzadas por las luchas internas.

Estas vez le ha tocado perder al PSOE y a sus convergencias, Compromís, Podemos, ERC. Solo se ha salvado Bildu, pero las derrotas no han tenido consecuencias personales para los dirigentes que han orquestado las campañas o que han presidido las listas.

Ni Javier Lambán en Aragón, ni Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, ni Francina Armengol en Baleares, ni Guillermo Fernández Vara en Extremadura han aceptado ni un ápice de responsabilidad. Es más todos ellos dirigirán y harán las listas para las generales del 23 de Julio y seguirán como si no hubiera pasado nada. Si alguno, como Vara, anunció que se iba, enseguida ha reconsiderado su decisión. Y no digamos en Podemos, Compromís o Ada Colau.