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La reforma laboral de Yolanda entre la épica y la chapuza
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La reforma laboral de Yolanda entre la épica y la chapuza

Por Rafael Gómez Parra
El acuerdo logrado por la líder de Podemos se ha visto aguado por las críticas de sus aliados nacionalistas y menospreciado por sus antiguos socios anticapittalistas

A pesar de que desde el entorno de Yolanda Díaz se habla del logro épico de su reforma laboral, su tramitación parlamentaria no va a estar exenta de problemas por las críticas de Bildu, ERC y el PNV. Otros antiguos socios de Unidas Podemos hablan de chapuzas, pero no tienen poder en el Congreso ni en el Senado.

Aunque no hay derogación de la reforma laboral de Rajoy, prometida en los pactos de gobierno del PSOE y Unidas Podemos, tanto desde la Moncloa como de los sindicatos se muestra una total satisfacción con el acuerdo.

La reforma de la reforma laboral que impuso el gobierno de Mariano Rajoy en 2012, nada más llegar a La Moncloa, gracias a la mayoría absoluta que tenía en el Congreso y en el Senado, tendrá todavía una difícil andadura en las dos cámaras legislativas por la oposición que ejercerán algunos aliados del gobierno, como ERC, Bildu y el PNV.

La reforma se centra en cuatro objetivos: limitar la temporalidad –endureciendo las sanciones, sobre todo- frenar los abusos en la subcontratación, dar más poder a los sindicatos en la negociación colectiva y al mismo tiempo, mantener la flexibilidad de las empresas. Esto último se consigue conservando artículos como el 41, que permite a las empresas modificar las condiciones de trabajo.

En el campo de los empresarios se ha jugado a minimizar los intentos sindicales de coger el poder que perdieron con la reforma de Rajoy. Para el líder de la CEOE lo más importante es que se haya conseguido que no haya derogación de la reforma del 2012, que facilitó el despido, se redujeron las indemnizaciones y se primó al convenio de empresa sobre el del sector.

Según Garamendi “hemos negociado con un Gobierno que planteaba de inicio una derogación absoluta de la reforma y ha quedado bastante razonable para nuestro entender” ya que las indemnizaciones no se han tocado. Dentro de la patronal, las organizaciones más críticas con la reforma han sido la madrileña CEIM, la catalana Foment del Treball, la del campo Asaja y la de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones).

La alegría demostrada por la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, hablando del pacto histórico conseguido entre los dos grandes sindicatos, CC.OO. y UGT, junto a las patronales CEOE y Cepyme, ha quedado un tanto aguada por las críticas tanto de Arnaldo Oregi (Bildu) como de Gabriel Rufián (ERC) que han retado al Gobierno de Sánchez para que modifique en su tramitación parlamentaria algunos aspectos de la nueva ley.

El más explícito ha sido el líder de HB-Bildu, Arnaldo Otegi, que dio una rueda de prensa para afirmar que “estamos preocupados. No sólo no se va a haber una derogación íntegra sino que no siquiera se abordan los aspectos más lesivos”, asegurando que no va a satisfacer a los trabajadores “ni del Estado ni de Euskal Herria”.

Otegi habla concretamente de algunos de los aspectos más lesivos como la ultraactividad, el control judicial sobre los EREs y despidos o las indemnizaciones por despidos: Y si no se cambia la propuesta no se cumpliría con el compromiso adquirido, y que “cuando la izquierda no cumple pierde credibilidad y ese es un handicap muy importante para pedir luego la confianza a la gente”.

También el PNV se ha mostrado crítico y no descarta votar en contra si no se especifica que los convenios autonómicos tendrán preferencia sobre los estatales. Son estos los principales escollos que se puede en contra la reforma de Yolanda Díaz, ya que las otras oposiciones hechas públicas no tienen el poder de echarla abajo en el Congreso, como son las de otros sindicatos u organizaciones políticas sin diputados.

La oposición del PP de Pablo Casado o de Vox, en cambio, no tendrán incidencia parlamentaria siempre que los nacionalistas lo apoyen. En caso contrario, podría ocurrir que Sánchez tuviera que recurrir a Ciudadanos, cosa nada imposible.

Los antiguos socios de Unidas Podemos, los Anticapitalistas, consideran en cambio que la reforma laboral de Yolanda Díaz "incumple el programa de Gobierno" a la que acusa de haber aceptado "renuncias injustificables".

El ex diputado de la Asamblea de Madrid, Raúl Camargo, actualmente líder de Anticapitalistas de Madrid, explicaba que “un tema curioso con la reforma laboral es que han hecho concesiones a la CEOE en vez de cumplir el acuerdo de gobierno y el programa con el cual PSOE y UP ganaron las elecciones. Venden como un triunfo político lo que son renuncias. Lo llaman hegemonía…la cuestión es de quién”.

Los Anticapitalistas están completamente fuera de Unidas Podemos y no tienen representación parlamentaria por lo que sus críticas se quedan en el puras cuestiones morales frente a la estrategia política de la nueva líder de Unidas Podemos que ha llegado a decir que “la reforma tiene mucha épica”, rechazando que vaya a ser un “simple retoque” sino “un cambio de paradigma fundamental”.

A nivel sindical, la anarquista CGT -la quinta organización en número de socios- considera que la “nueva” Reforma Laboral de Yolanda Díaz no retorna a la situación de 2012 ni mucho menos a la de 2010, afirmando que esta “no derogación” es una nueva tomadura de pelo a la clase trabajadora, que sigue soportando las consecuencias de nuevas crisis sin recuperarse de una situación aún más dura tras la pandemia de Covid-19, presente en nuestro país desde marzo de 2020, algo que al parecer, para las cúpulas sindicales de CC.OO. y UGT carece de consideración a la vista de la cesión realizada sin contrapartida ni lucha por su recuperación.