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Ayuso frente al fuego amigo de Casado
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Ayuso frente al fuego amigo de Casado

Por Rafael Gómez Parra
Se repite, aunque en otras circunstancia y con otros personajes, la disputa que mantuvieron Esperanza Aguire, con el entonces líder nacional, Mariano Rajoy

Isabel Natividad Díaz Ayuso, a punto de cumplir 43 años, no quiere perder el empujón electoral que consiguió en las elecciones madrileñas del 4 de mayo, donde estuvo a punto de conseguir la mayoría absoluta a pesar de enfrentarse a toda una oposición que puso toda la carne en el asador con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al frente.

Ahora, al igual que le ocurrió a Esperanza Aguirre, para dar el siguiente paso y convertirse en líder total del PP, tiene que enfrentarse a un adversario mucho más difícil y complicado, a su amigo Pablo Casado, dos años y medio más joven que ella, y al que debe el favor de haberla colocado al frente de la candidatura de la Comunidad de Madrid cuando nadie la conocía.

Aguirre lo intentó en el Congreso Nacional de Valencia, en junio de 2008, frente a maricomplejines Rajoy –como le denominaban- tras perder éste sus segundas elecciones, en marzo, donde volvió a ser superado por el socialista Zapatero.

La ocasión era única, pero Aguirre no acabó de dar el paso de presentar su candidatura tras comprobar las nulas posibilidades que tenía de ganar ante una dirección del PP que había cerrado filas con todos los barones regionales para apoyar a Rajoy. Con todo fue el Congreso en donde el líder ganó con más papeletas en blanco.

El super consejero de Ayuso, Miguel Angel Rodríguez, lo tiene todo previsto para alzar a la lideresa madrileña a la arena de la política nacional, pero lo primero era convertirla en presidenta del PP madrileño

El Congreso del PP de Madrid debería celebrarse, según los estatutos, en 2021, cuatro años después del que convocó, también en medio de peleas intestinas, Cristina Cifuentes en marzo de 2017, donde tuvo que enfrentarse a Luis de Asúa el partidario de Esperanza Aguirre e Ignacio González, defenestrados por Rajoy en medio de las acusaciones de corrupción contra la antigua cúpula del PP madrileño.

La dimisión de Cifuentes, en mayo de 2018, fue aprovechada por Mariano Rajoy para colocar directamente Pío García-Escudero y Juan Carlos Vera, como dirigentes del PP madrileño. Luego Casado colocó a Ana Camins en el lugar de Vera con la intención de ir preparando el nuevo Congreso.

Desde Génova, sin embargo, ya han decidido que el 17 Congreso del PP de Madrid no se celebrará hasta el primer semestre de 2022, un año antes de las elecciones municipales y autonómicas previstas para mayo de 2023, que además coincidirán prácticamente con los comicios generales.

Además, desde Génova, se ha jugado a la confusión intentando presentar al alcalde de Madrid Almeida como un posible candidato a presidir el PP madrileño, mientras se dan largas a Ayuso, que ha decidido no callarse y que sigue con su política de enfrentarse directamente con Pedro Sánchez, soslayando a Casado.

Sus últimas iniciativas y declaraciones, pidiendo la dimisión del ministro de Interior, Marlaska, acusando a la izquierda de exagerar las violencias machista y homófona que solo “está en la cabeza de la izquierda” o exigiendo que se agraven las penas contra los que simulen agresiones falsas, van en el mismo sentido: convertirse en líder nacional del PP. Mientras tanto aprovecha un premio en Italia o se reúne con comisarios europeos para darse a conocer internacionalmente. Todo ello junto a baños de masas en Universidades privadas donde el alumnado es predominantemente de derechas para demostrar su popularidad y decir que “somos así, tenemos un ganador pero no lo usamos”, sin dar su nombre directamente.

Es cierto que Pablo Casado no acaba de tirar en las encuestas –la última del CIS le da como perdedor- y que no cuenta como Rajoy en 2008 con el apoyo de poderosos barones. De hecho el PP solo gobierna en Andalucía, Castilla y León, y Galicia, con líderes muy distintos. Tanto el andaluz, Juanma Moreno, como el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco, no son ni el valenciano Francisco Camps, ni el andaluz Javier Arenas, ni el castellano Juan Vicente Herrera.

Alberto Núñez Feijóo es gallego y como tal ejerce y ya ha dicho que las declaraciones de Ayuso y Casado “son perfectamente compatibles y perfectamente entendibles”, además de que la lideresa madrileña ya le dijo que durante la Convención del PP del 27 de septiembre, ella se encontraría de viaje en Estados Unidos.

Como les ocurrió a Aguirre y a Cifuentes, los peores ataques a Ayuso, si no se rinde y acepta que no hay más líder que Casado, le llegarán desde dentro del partido y si no es contra ella directamente irán a por su mentor, Miguel Angel Rodríguez, ya que eliminado el vallisoletano, todos piensan que Ayuso perdería gran parte de su fuerza.