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Abalos se atasca en los Cercanías
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Abalos se atasca en los Cercanías

Por Rafael Gómez Parra
En plena tercera ola del Covid19, los pasajeros de Cercanías de Madrid sex aglomeran en las horas puntas “como ganado”, ante la desidia del ministro responsable, José Luis Abalos

El ministro José Luis Abalos debe tener un arma oculta o goza de una inmunidad parecida a la del Rey Juan Carlos, para que nadie le critique ni le pida explicaciones sobre la nefasta gestión de los Cercanías de Madrid que un día por una cosa y otro por otra sufren retrasos, averías u otras complicaciones que obligan a muchos viajeros, sobre todo en horas puntas, a ir amontonados, “como ganado”, según decía una usuaria.

El mal funcionamiento de los Cercanías de Madrid es habitual desde hace años. Abalos lo heredó de los ministros del PP que pasaron por esa cartera y que sistemáticamente -igual que hace él ahora- anunciaron y prometieron soluciones que nunca se han cumplido.

El problema se ha agravado con la pandemia ya que a pesar de las promesas de que se pondrían más trenes y con mayor frecuencia para evitar las aglomeraciones, la realidad es que solo se cumple relativamente algunos días, como le podrían contar los pasajeros habituales si el ministro saliera alguna vez de su despacho.

Que un ministro mienta es casi lo normal, lo mismo que hacen la mayor parte de los políticos de cualquier partido, pero lo que se hace más raro es que ni sus socios de Podemos ni la oposición del PP o de Ciudadanos, le pidan explicaciones en sede parlamentaria o le echen en cara el mal funcionamiento de su departamento en público,

Es como si Abalos gozara de alguna forma de bula apostólica para librarse de las críticas políticas. Salvo el escándalo que desató al principio de la legislatura acudiendo al aeropuerto de Barajas para evitar que la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, entrara en España, Abalos ha campado por sus respetos tanto en los temas de transporte como en los obras públicas o en vivienda. Nadie le controla.

Uno de los puntos clave para la propagación del Covid19 es sin duda el transporte masivo, tanto en trenes, autobuses o metro, ya sean públicos o privados. Lo único que depende de Abalos son los ferrocarriles, ya que, en general, el resto de los medios de movilidad quedan al cargo de las Comunidades Autónomas, pero el ministro no ha dedicado ni un minuto a hablar de los problemas de los Cercanías.

Parece como si Renfe fuera un ente al margen del Ministerio. En los problemas que se han producido en los últimos días en Madrid, la empresa ferroviaria se ha limitado a echar la culpa a los maquinistas, a los que acusa de boicotear la marcha de los trenes, pero sin proponer ninguna solución.

El sindicato de Maquinistas ya había avisado de que el colapso ferroviario en Madrid y Barcelona “se está haciendo más perceptible e insoportable porque la Dirección del Grupo está retrasando deliberadamente el ingreso de personal. Igualmente, la empresa no está manteniendo el parque motor. A pesar de que, como ejemplo, SEMAF lleva más de 1500 denuncias presentadas sobre ello solo en el ámbito de Rodalies de Cataluña”.

Las explicaciones de Renfe se limitan a decir que los maquinistas usan el plan de empleo "para ocultar motivos económicos" de la huelga, mientras el ministro Abalos hace como si la cosa no fuera con él. Si estuviéramos hablando de un conflicto en una época normal, la cosa no pasaría de una nueva muestra del desastre de los Cercanías, pero en plena tercera ola del Covid, el asunto toma tintes dramáticos.

Si los maquinistas llevan tiempo avisando de los problemas de un posible colapso ferroviario, alguien debería tomárselo en serio y no hacer lo que decidió en diciembre de 2010, el entonces ministro socialista, José Blanco, de ignorar los avisos de los controladores aéreos y permitir a Aena cerrar el espacio aéreo y provocar una paralización de la circulación aérea.

La crisis de los controladores dejó a miles de personas tiradas en los aeropuertos. También en aquella ocasión el Ministerio echó la culpa a los trabajadores y hasta proclamó el estado de alarma echando a la opinión pública en contra de los controladores, al mismo tiempo que se les acusaba de egoístas, de ser unos privilegiados y de ganar grandes sueldos.

Abalos no ha llegado todavía al nivel de José Blanco, pero el enfrentamiento de Renfe con los maquinistas se parece mucho al de Aena con los controladores.

Lo peor es que nadie ha llevado el caso a la Asamblea de Madrid, que se sepa. Antes de la pandemia tuvieron que ser los alcaldes de todos los colores los que tuvieron que pedir explicaciones -blanditas, todo hay que decirlo- al ministro por los continuos fallos de los Cercanías madrileños, sin obtener muchos apoyo de los diputados regionales más preocupados de sus barrigas y de sus escaños.