www.cronicamadrid.com

¿Quién paga la propaganda anti Venezuela?

Algún día se sabrá con precisión, pero hoy por hoy solo se puede explicar la campaña contra Venezuela en España, que dura ya más de cinco años, por el dinero que están poniendo los millonarios venezolanos para tratar de cargarse al Gobierno, primero de Chavez y ahora de Maduro. Pensar que personajes como Felipe González o diarios como “El País” patrocinan la campaña gastándose su propio dinero es creer en Blancanieves y los siete enanitos. Actos promocionales, viajes internacionales, movilización de bienes de los estados -como el avión militar en el que salió Felipe González de Caracas hace un año o las pancartas que ha puesto Cristina Cifuentes en la Puerta del Sol- páginas enteras de los periódicos o la movilización de Vargas Llosa.

¿Quién ha pagado las pancartas de la Puerta del Sol?. ¿Ha sido una ONG? ¿Con cargo a qué presupuesto de la Comunidad de Madrid? ¿Quiénes las han puesto, quién les ha pagado a los operarios que las han colocado?. No es baladí el hecho de que Felipe González sea amigo del millonario venezolano Gustavo Cisneros o que promocionase al Gobierno de Carlos Andrés Pérez que dejó el país empobrecido.

Y sobre todo, ¿por qué hacer una campaña por los presos en Venezuela y no hacerla por los de Arabia Saudí o los Guinea? La respuesta es fácil y llama, porque los millonarios de estos países están a favor de sus respectivas tiranías. Parecido a lo que está ocurriendo en España con Venezuela, sucedió en Francia con los millonarios libios y sirios que querían cargarse a Gadaffi y a Bashar El Assad en Francia. Empezaron montando campañas millonarias y engrasando a los políticos hasta que consiguieron montar sendas guerras que han acabado con dos países y provocando millones de emigrantes que hoy se han convertido en el principal problema para Europa, aparte de provocar atentados terroristas como los de París.

Uno de los principios básicos de la política internacional es la no intervención en los asuntos internos de otros países. El problema de echar a un tirano de cualquier nación es de sus propios ciudadanos, nada más. Usar los derechos humanos para organizar guerras debería ser un crimen de lesa humanidad. Recuerdo que para justificar la guerra en Afghanistán, Estados Unidos movilizó a todas las organizaciones feministas en todo el mundo, haciendo creer que si se ganaba la guerra contra los talibanes las mujeres afghanas iban a poder quitarse el burka sin problemas. Se hizo la guerra se quitó a los talibanes y las mujeres siguen sufriendo el burka. Por supuesto las organizaciones feministas no han vuelto a salir a la calle para protestar por la situación de la mujer afghana, ni Estados Unidos se lo pide.

En nombre de la democracia para Siria se ayudó a a organizar al mayor grupo terrorista que ha conocido la humanidad en este siglo: el llamado Estado Islámico, con dinero de los millonarios qatarís y saudíes, además del apoyo turco y de la CIA -que también creó a Al Qaeda en Afghanistán- pero ahora lo único que queda es un país destrozado y miles de refugiados.