Pablo Iglesias , Iñigo Errejon y compañía conocen mucho mejor que sus adversarios políticos las diferencias que llevaron a Lenin y Martov a separarse tras iniciar la revolución juntos cuando ambos regresaron del exilio en Alemania. Lenin ganaría la batalla interna de aquel socialismo iglesias ruso con los bolcheviques y Martov la perdéis intentando una negociación imposible entre el nuevo poder y las viejas estructuras del zarista. Triunfó la revolución con todas sus consecuencias y perdió la evolución política que preconizaban los mencheviques.
Ahora, aquí en España, Pablo iglesias intenta la misma jugada con el PSOE de Pedro Sánchez y Susana Díaz. Quiere atraerse a los radicales que buscan por varios e interesados motivos alcanzar el poder como forma de salvación para dejar en minoría a los que apuestan por la presidenta andaluza.
El líder de Podemos, al igual que hiciera su ejemplo ruso, mira el escenario global en España, donde por primera vez desde que se hiciera la Transición, se contempla la ruptura que no hicieron ni Felipe González ni Santiago Carrillo. Iglesias cree que es posible y que puede darse si se suman apoyos en los dos próximos meses; o si se va a una repetición de las elecciones donde Podemos puede convertirse claramente en la referencia de la nueva izquierda desplazando al PSOE.
En ese trayecto lo que suceda en Cataluña es muy importante y su mejor baza sería lograr el poder de la mano de Ada Colau y con la ayuda del resto de la izquierda catalana, atrayendo a una parte del PSC que anda sin rumbo tras los dos últimos resultados electorales.
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