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La Constitución de 1978 no rompió con el franquismo y ahora se nota

La transición política española de 1977 fue presentada a una opinión pública ávida de cambios como un éxito de la democracia y de la lucha contra la dictadura, pero la realidad es que, en términos generales, fueron los franquistas los que la diseñaron. Tuvieron, eso sí, la habilidad de darle una apariencia de consenso con unos líderes antifranquistas también deseosos de entrar en el juego, Santiago Carrillo y Felipe González, a la cabeza. No hubo ninguna condena del franquismo, ni se pactaron los símbolos que representaban y recordaban al dictador Franco: la bandera, el himno. La República tenía otra bandera, la tricolor, y otro himno, pero en eso, no se sabe por qué -quizás por miedo a los militares- los franquistas se empeñaron en mantener sus enseñas, lo mismo que sus alcaldes en seguir con las avenidas del Generalísimo o las calles dedicadas a los generales golpistas.

El Partido Popular, con el ex ministro de Propaganda de Franco, Manuel Fraga, a la cabeza, nació como continuador del franquismo a nivel ideológico y eso se nota cada vez que se plantea un conflicto político. Como frente a las protestas del15 M o en el problema catalán. Por mucho que digan y vendan, la Constitución de 1978 no hizo sino romper las costuras de la dictadura, lo justo para dar paso a una democracia que, como era desconocida para los ciudadanos, fue aclamada como buena. Es un milagro que haya durado tanto.