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¿Quién ha lanzado a Artur Mas al combate por la independencia?

Uno de los aspectos más interesantes de la lucha por la independencia en Cataluña es el papel que juega Artur Mas y el partido de Pujol, Convergencia. Curiosamente apenas se habla de este tema y parece como si, de repente, los representantes políticos de la alta burguesía catalana se hubieran vuelto locos y estuvieran dispuestos a tirarse por un barranco. Hay un dicho católico que afirma, con muy buen sentido, que en la Iglesia el único que no cree en Dios es el Papa. Lo mismo ocurre en Cataluña, si hay un partido que no cree en la independencia, aunque la utilice como bandera, ese es Convergencia.

¿Qué pasaría si Mariano Rajoy y Aznar decidieran, de repente, salirse de Europa? ¿Alguien podría pensar que lo habrían hecho por que sí, porque a ellos les daba la gana? Las razones que he escuchado -por supuesto fuera de los debates políticos- es que tanto Pujol como Mas están tratando de salvarse de la cárcel por sus corruptelas y que creen que lo podrán evitar bajo la senyera de la independencia. Si eso fuera verdad no habrían durado ni dos minutos y los poderes del Estado les habrían laminado sin contemplaciones. Eso fue lo que le ocurrió a Ibarretxe en el País Vasco cuando se lanzó a su proceso soberanista. Si el Estado no puede hacerlo es que el problema está más arriba.

La única explicación posible a la deriva de Artur Mas es que, con la crisis económica, ha estallado una guerra -soterrada y muy callada, pero guerra al fin y al cabo- entre los capitalistas españoles y los catalanes y que éstos han activado a su partido político y a sus representantes para debilitar a sus oponentes y disputarles su poder y su cuota de mercado. Existe, es verdad, otra parte de la ciudadanía catalana, que extiende sus ramificaciones por toda una pequeña burguesía, formada por empresarios, profesionales, universitarios y la llamada “aristocracia” obrera (sindicalistas), que aspira de verdad a la independencia desde siempre, pero que representados por Esquerra Republicana o por Iniciativa per Catalunya nunca han tenido posibilidades reales de intentarlo.
¿Alguien podría pensar que Artur Mas se ha lanzado al camino de la independencia sin haberlo consultado con los banqueros, la poderosa industria energética, constructores, los dueños del agua o los grandes empresarios del automóvil, por poner algunos ejemplos?

La realidad es que hace tiempo que los grandes capitalistas españoles -incluidos los catalanes- están a la greña y eso explica en buena parte todos los rumores que corren en los últimos años sobre las conjuras empresariales para echar a Rajoy. Es también evidente que durante los primeros escarceos de Mas con la independencia, algunos grandes medios de comunicación, cercanos al PSOE, alentaron su rebeldía como un medio para atacar al PP, destacando su incapacidad de diálogo con los nacionalistas.

El final del franquismo y su transición a la democracia estuvo también lleno de batallas empresariales que provocaron no poca inestabilidad política: la expropiación de Rumasa y el encarcelamiento de Ruiz Mateos, la reforma de la banca, dramática en muchos aspectos, la desindustrialización en sectores como el acero (Avilés, Bilbao o Sagunto), los astilleros, etc. Pero al final, en todas estas guerras hubo unos vencedores claros, como fue el caso de Botín en la banca, y el que se movía “no salía en la foto”, como decía Alfonso Guerra. Y con ello llegó la estabilidad: dos grandes partidos, dos grandes periódicos, dos grandes cadenas de televisión y dos grandes partidos nacionalistas: PNV y CiU.

La crisis económica desató de nuevo las peleas capitalistas, no solo a nivel nacional sino en todo el mundo. Algunas de estas disputas han provocado guerras inútiles, como las de Irak, Libia y Siria, que a quiénes las organizaron, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, principalmente, se les han ido de las manos. ¿Alguien se cree que Obama quiere quitar a Al Assad porque es un tirano o detrás está toda una mafia de capitalistas árabes que quieren entrar a saco? Si fuera para imponer la democracia los marines tendrían que entrar en más de cien países, empezando por su aliado Arabia Saudí.

Artur Mas seguirá siendo independentista hasta que sus promotores decidan que ya han conseguido sus propósitos o que la cosa ha ido demasiado lejos y existe el peligro no solo de que Cataluña se separe de España sino que a ellos les echen del país.