La tragedia humana provocada por los gobiernos europeos

Las escenas que podemos ya contemplar en televisión sobre la tragedia que viven los inmigrantes en Grecia, Macedonia, Serbia o Hungría, se parecen cada vez más a las que espantaron al mundo en la Guerra de Vietnam: niños deshidratados a punto de morir, hombres y mujeres sangrando, pelotones de policías cargando sin misericordia. Todo un “espectáculo” que pone los pelos de punta a cualquier ser humano, pero al que la mayoría de los europeos no parece preocuparnos mucho. Mientras los gobiernos se ponen de acuerdo sobre la “cuota” de inmigrantes que les toca recibir decenas, quizás centenares de personas, mueren a diario tratando de alcanzar las costas europeas o intentando cruzarlas en camiones clandestinos, cerrados a cal y canto que para sí hubiera querido tener Hitler dada su eficacia para matar.

Los gobiernos europeos, que apoyaron la guerra contra Siria, son los que han provocado el éxodo, pero no hemos escuchado ni una sola palabra a François Hollande de arrepentimiento por haber predicado la guerra santa contra Siria y antes contra Libia. Ni una palabra tampoco sobre las facilidades que daban a los “jóvenes combatientes” franceses, ingleses, españoles, etc, que se apuntaban a las filas del yihadismo pagado con los petrodólares de Dubai o de Arabia Saudí. Si este fuera un mundo justo, alguien cogería a los inmigrantes sirios y los metería a vivir en las majestuosas casas de Hollande y de sus ministros.