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El Pupas


Salvo excepciones como la de la última Liga y la buena imagen de su entrenador pese a los peinados imposibles que se hace Simeone, al Atlético de Madrid siempre se le ha llamado " El Pupas" y con razón. Ahora, cuando se mantiene pegado a los dos grandes en la lucha por el título y ve como Del Bosque llama a sus figuras para la selección, van sus hinchas mas bestias y arrojan al Manzanares, tras molerle a palos, a un hincha de los mas bestias del Deportivo de La Coruña. Aficionados que se llaman a sí pero que anteponen la violencia al deporte y que buscan las peleas de todo tipo mucho antes que el triunfo de sus colores.

Un muerto, once heridos, mas de veinte detenciones y una familia rota y dos hijos sin padre. Es el resumen de la batalla que tuvo lugar a las puertas del Vicente Calderón, sin que la policías tuviera conocimiento de lo que se había preparado, sin que el Comité Antiviolencia calificara de alto grado el choque y sin que los presidentes de los dos clubs tuvieran los reflejos, el valor y la decisión para suspender el encuentro cuando ya se sabia que el herido estaba clínicamente muerto.

Barcelona y Madrid, Joan Laporta y Florentino Perez pusieron pie en pared frente a sus propios grupos, los expulsaron de sus campos de fútbol y han aguantado sus ataques y amenazas. Debería ser una obligación legal en todas las entidades y no algo que dependiera a la mayor o menor voluntad de los dirigentes. Es muy doloroso que tenga que haber una muerte para que las autoridades deportivas tomen medidas que se llevan pidiendo mucho tiempo. No son solo las peleas dentro y fuera de los estadios, están también las agresiones a los futbolistas, el arrojo de latas, mecheros o cualquier objeto dañino hacia los que se toman como adversarios e incluso enemigos.

Enrique Cerezo y los hermanos Gil tienen una obligación inaplazable: alejar al Frente Atlético del campo, quitarle la posibilidad de actuar como grupo dentro del estadio, al margen del color político que pretendan representar y que está fuera de los usos democráticos. Los ultras no pueden tener la excusa del deporte para organizarse y menos para atacar a los que consideran sus rivales. Algo que curiosamente no impide que se comuniquen entre ellos, acuerden lugares de combate, horas de llegada e incluso " armamento" permitido para el choque. Y lo mismo deben hacer los dirigentes madrileños del Alcorcón y el Rayo Vallecano. La presencia de Bukaneros en la pelea del Manzanares demuestra que por encima de las aficiones y los colores está un ingrediente de desclasamiento y violencia social muy peligroso para los ciudadanos y la libre convivencia.
El Pupas