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El gobierno inicia una guerra púnica

Hace diez años, una empresa suiza quiso invitar a periodistas, economistas y otros profesionales españoles para que explicaran a empresarios europeos, que querían invertir en España, cuál era el funcionamiento de las tramas políticas, municipales, autonómicas y nacionales, que funcionaban en nuestro país y así saber con qué se iban a enfrentar. Allí daban por supuesto que había que pagar comisiones por conseguir los permisos y los apoyos necesarios. En realidad, los profesionales que fueron no hicieron más que corroborar y, en algún caso, explicar con ejemplo más claros, la realidad de la corrupción que presidía la vida política y empresarial española. Seguramente la misma que se vive a diario en Francia, en Inglaterra o en Argentina. Como dijo Esperanza Aguirre, en otro ataque de sinceridad, la corrupción es connatural con el capitalismo.

Cuando la corrupción le estalló al Gobierno de Felipe González en la cara, con un gobernador del banco de España, Mariano Rubio, un banquero, Mario Conde, y hasta un ministro, José Barrionuevo, en la cárcel, aparte de agentes secretos, generales de la Guardia Civil y empresarios y políticos varios, se extendió por la ciudadania aquello de “Todos a la cárcel”, que dio lugar hasta películas. Veinte años después nadie se acuerda de ello y se vuelve a hablar del “todos a la cárcel”, cosa que parece haber interpretado el propio Gobierno de Rajoy que ha inicciado una “guerra púnica” contra comisionistas y defraudadores de medio pelo. Así se asegura, como hizo Felipe González, que la mierda no les llegue a ellos, a los que mandan de verdad.