www.cronicamadrid.com

El corazón de los pubs

Por Patricia Zamora

En Inglaterra además de parques, té y unos desayunos de infarto, si hay algo que no falta son pubs.Muchos de ellos llevan abiertos durante años y al entrar puedes ver su historia y típicos detalles.En ninguno falta la moqueta, la madera, los colores verdes y granates y montones de vasos colgando del segundo techo de la barra. La cerveza es la protagonista del lugar, puedes elegir entre una gran variedad y todas ellas se sirven de una forma distinta y en su vaso correspondiente. Aquí no sirve lo de tirar una caña rápida, cada cerveza necesita su tiempo y su grifo.

Beber cerveza no es un orgullo, ni un deporte nacional, es una tradición que ha acompañado a Inglaterra desde hace mucho tiempo y a raíz de ella han ido surgiendo distintos establecimientos en los que poder disfrutarla. Para empezar, a la hora de entrar en un pub podemos diferenciar entre licorerias y free houses. En las primeras tendremos a una gran compañía que sirve sus marcas de cerveza y en la segunda encontramos a un propietario independiente que decide que cervezas quieres servir. Sería como la diferencia entre un supermercado y la tienda de toda la vida de nuestro barrio.

Los pubs tienen muchas peculiaridades que a los españoles nos suelen llamar la atención. Seguro que muchos os habéis sorprendido al ver que el camarero no viene atender a la mesa si no que tienes tú que acercarte a la barra. Esto es porque los pubs son sitios oficialmente públicos, es decir, que puedes entrar a uno simplemente para sentarte a charlar o descansar. No es obligatorio consumir, solo pides si quieres, por eso el camarero no se acerca a la mesa. Al ser lugares públicos sus baños también lo son. Cualquiera puede entrar a un pub y usar el servicio, de hecho en los pubs de siempre se conserva la tradición de tener dos puertas, una principal y otra secundaria que va directamente a los aseos.

Actualmente se calcula que en Inglaterra hay unos 65.000 pubs y unos 53.000 en Gales. Como vemos es difícil salir de aquí sin tomar una pinta, pero esto no siempre ha sido así y la historia nos ha mostrado que la cerveza, y no otra bebida, merece ser la favorita entre los ingleses. En el pasado los ingleses han visto como el alcohol no siempre trae alegrías. Entre el año 1749 y 1750 más de nueve mil personas murieron por causas relacionadas con el alcohol, en concreto por la ginebra. Todo esto se debió a que en aquella época comenzó a reina en Inglaterra Guillermo de Orange y trajo a estas tierras esta bebida blanca sin avisar que no se podía tomar en pintas. La población perdía el control al no estar acostumbrada a ese alto grado de alcohol. Se producían comas etílicos, accidentes e incluso bebes llegaban a morir porque sus madres no estaban sobrias. A raíz de esto, muchos pubs se vieron obligados a cerrar sus puertas y la población se dio cuenta de que debía de haber un control en el consumo de alcohol. En ese momento el gobierno comenzó a dar licencias y a controlar la cantidad de cerveza que se servía en cada pub de manera más exhaustiva. Aun que parezca que se pierden los papeles en los happy hours la ley mira por un consumo responsable y si no fuera por las terrazas de los pubs poco sabríamos de lo que ocurre dentro, ya que la luminosidad no es la primera característica de los pubs ingleses. Después de todo esto, beber no es un orgullo y esta la razón de que muchos bares tengan cristales oscuros o vidrieras de colores. Además, aquí no se bebe en la calle y si alguien lleva cerveza será rodeada de una bolsa de papel marrón, los niños no crecen con la cerveza en la mesa a la hora de comer porque donde se bebe es en los pubs.

Como vemos, entrar en un pub es un modo de ver la historia, la sociedad y el amplio mundo del zumo de cebada. Aquí podemos encontrar pubs con cervezas de todo el mundo como The Porterhouse, lugar imprescindible en el que te tiraras horas solo leyendo su carta de cervezas ordenadas por países. Puede que sea buena idea pasar de la caña a la pinta y aprender a saborear el oro líquido de Inglaterra.

El corazón de los pubs