Los españoles hemos decidido que a “mala crisis, buena cara” y cuando llegan los puentes, los fines de semana o las vacaciones, las carreteras se llenan de coches que consumen miles de litros de gasolina a precios cada vez más altos, sin que el consumidor proteste. Lo mismo pasa con la luz que, a pesar de las mentiras del ministro de Industria, José Manuel Soria, sigue subiendo y encareciendo la vida hasta límites que en cualquier otro país serían insoportables, pero aquí no pasa nada. Al final Rajoy va atener razón y los que protestan son la minoría mientras que la mayoría prefiere vivir la vida mientras pueda. El dueño de un restaurante portugués, abarrotado de españoles comiendo marisco, lo expresaba muy nítidamente: “y luego dicen que en España hay crisis?.
Es verdad que en España hay cada vez más pobres y muchas familias no tienen ni para comer, pero hay otra parte que no puede parar de consumir al precio que sea. Es este consumo el que está ocultando la grave crisis que padecemos. A lo mejor los consumistas tienen razón, ¿para qué vamos a ahorrar si de todas maneras nos van a quitar lo que tengamos? Miren lo que les ocurrió a los ahorradores que invirtieron en preferentes,
