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¿Rebajas de impuestos? ¡Sonría, por favor!

Por José Manuel Pazos


Va a necesitar paciencia, calculadora y es muy probable que soporte experto, para ver si realmente va a pagar menos o más impuestos con la nueva reforma fiscal anunciada por Montoro.
Condicionado por el calendario electoral, el Gobierno decide anunciar un mejunje de reforma impositiva a aplicar en dos años, pero con algunas medidas inmediatas, otras que depende y algunas que ya veremos, porque al fin y al cabo vaya usted a saber quÉ hacen las Comunidades Autónomas. En fin, que hemos estado una semana radiografiando sobre el asunto sin que el retratado se haya quedado quieto un solo instante, de modo que todos los retratos están movidos, lo que invita en el futuro a no responder a nadie que pida una impresión de urgencia sobre una medida gubernamental de calado, porque vaya usted a saber en qué queda la primera impresión.

Y eso que cuando hablamos de impuestos no puede decirse que sea una materia muy propia para improvisar, pero hay veces que, como en este caso, o se da la impresión de que no se tienen del todo claras las cosas, o algo incluso peor, se va vendiendo la mercancía por partes, dejando que el cliente/contribuyente se haga una idea inicial positiva para después ir rebajando y que la pérdida del impulso inicial sea menor. Para esto existen los departamentos de comunicación, no necesariamente para comunicar.

En fin, que la reforma de impuestos se tomará su tiempo para ver en qué queda, pero mientras el Ejecutivo podrá decir que atendió a sus compromisos electorales. De hecho, salvo que usted tenga un salario exacto al que el Gobierno utiliza en sus ejemplos para ilustrar lo bueno de la reforma y nada más, va a necesitar paciencia, calculadora y es muy probable que soporte experto, para ver si realmente va a pagar a partir de no se sabe muy bien cuándo, menos o más impuestos. Incluso así, puede ocurrir que estime que su factura fiscal a través de la imposición directa se reduce en 250 euros al año o cifra similar, eso siempre y cuando se limite a estimar el impacto por IRPF, porque como sea ahorrador de los que cobra dividendos, o contribuya a un plan de pensiones de esos que solo dan rendimiento para pagar unas indecentes comisiones, cabe que su desconfianza inicial se torne con razón en malhumorado malestar. Al fin y al cabo, ¿no fue el ministro de Asuntos Exteriores García Margallo, muy aficionado a materias económicas, el que dijo el mismo día del anuncio inicial que si los de Bruselas protestaban es que no habían hecho las cuentas de la reforma con detalle? ¡Ah! ¡El detalle! El diablo siempre está en el detalle.