Tirar y esconder la mano

El presidente de la Generalitat de Cataluña no se colocará mano con mano en esa " escalera humana" que el día 11 de septiembre pretende que con la Diada cada uno de esos escalones con los que pretende cubrir los 400 kilómetros que van de norte a sur sirva para avanzar en el independentismo. Más estará en su despacho, esperando una cita con Mariano Rajoy que no puede, ni debe producirse bajo la presión de 400.000 personas frente a los más de seis millones que conforman la población de Cataluña y los 45 millones que formamos España. Ya no se trata de reivindicar la consulta popular, ni las señas de identidad diferenciadas, se busca dar varios pasos hacia la pura y dura independencia, buscada, auspiciada por un puñado de políticos y al margen de la voluntad real de los ciudadanos y de sus problemas de cada día.