El oto�o caliente de Rajoy y Rubalcaba

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

Los dos l�deres de los dos principales partidos de Espa�a tienen en su inmediato futuro dos citas internas muy complicadas. Populares y socialistas van a celebrar en este oto�o una Convenci�n Nacional y una Conferencia Politica en las que tanto Mariano Rajoy coomo Alfredo Perez Rubalcaba van a tener que enfrentarse a sus demonios internos. En el PP temen que la Convenci�n, que iba a celebrarse en el mes de junio y que se ha ido retrasando por la acumulaci�n de problemas sobre el Gobierno y la necesidad de establecer la mayor distancia posible con el extesorero Luis Barcenas y sus comparecencias ante el juez Pablo Ruz, se convierta en un nuevo test de los dirigentes sobre Rajoy y especialmente sobre la c�pula dirigente con Mar� Dolores de Cospedal a la cabeza. En el PSOE, por su parte, quieren evitar que la Conferencia sirva para nuevas y m�s exigentes presiones sobre Rubalcaba para adelantar las primarias y elegir ya un futuro candidato a las eleecciones generales, a semejanza de lo que Jos� Antonio �Gri�an ha hecho en Andaluc�a.

Los diferenes l�deres auton�micos del Partido Popular son conscientes que que el "caso Barcenas" va a deparar m�s sopresas y que sus consecuencias sobre antiguos secretarios generales y presidentes van a ser importantes y que no tienen controlado lo que ocurra en la Audiencia Nacional. No descartan, iincluso, que el juez Ruz, una vez hayan declarado las secretarias de los secretarios generales y se hayan abierto los dos ordenadores personales de Luis Barcenas que quedaron "confiscados" en la sede de la calle G�nova, los llamados a declarar como testigos sean Jos� Mar�a Aznar y Mariano Rajoy, con posibles careos entre todos los que ya han dado sus versiones sobre lo sucedido con la contabilidad y las donaciones de empresas. Ese �ltimo aspecto es �un m�s preocupante, pues distintos empresaros pueden aportar testimonios que echen por tierra las versiones ofrecidas hasta el momento.

En el plano de los nombres propios y de las ineviitables luchas por el poder, Rajoy no tendr� m�s remedio que exterorizar hasta qu� punto su equidistancia y reparto de funciones entre Soraya s�enz de Santamar�a y Maria Dolores de Cospedal se mantiene en los terminos actuales: una en el gobierno, otra en el partido, sin zonas comunes de enfrentamiento. Desde el lado de la viceprsidenta se desea que su gran poder en el Gabinete tenga un reflejo en el partido; justo lo contrario de lo que se desea en �ste, donde la gran mayor�a de los dirigentes territoriales ven con inquietud el creciente poder del grupo de abogados del Estado que encabezan Santamar�a y su marido.

En las filas socialistas, el equipo de Rubalcaba, coon Elena Valenciano y Oscar L�pez como m�ximos representanes de la actual direcci�n, sabe que las ambiciones de m�s de un dirigente territorial como Carmen Chac�n, Tom�s G�mez e incluso Eduardo Madina pasan por acelerar la elecci�n de candidatos y despejar la duda de si el actual secretario general qiere encabezar de nuevo las listas o no; yy que en caso de desearlo se someta al proceso de primarias que hay establecido. JUnto a ese pulso interno, est� el deseo de afrontar las encuestas que tan mmalos resultados les ofrecen e ntentar cambiarlas con un giro hacia la izquierda m�s radical y m�s duro coon el gobierno y coon el PP a semejanza de lo que est�n haciendo sus hom�logos alemanes con Angela Merkel, tambbien presionados por las elecciones en ese pa�s a finales de septiembre.

En el PSOE todos son coonscientes de que siguen perdiendo votos y apoyos, por m�s que se haya ralentizado la brutal ca�da de los dos ultimos a�os, y que es dif�cil ofrecer alternativas creibles a la actual situaci�n, ya que una buena parte de la misma depende de factores externos y de la recuperaci�n de Europa, con problemas a�adidos para ste oto�o como es el renacdo contencioso con Gibraltar, la celebrac��n de la Diada en Catalu�a y las manifestaciones contra la Corona que se est�n preparando para el regerso de las vacaciones.

Un calendario complicado para ejercer de l�deres y en el que la situaci�n econ�mica es el punto esencial. Si de forma efectiva se comienza a sentir la salida de la recesi�n y los cudadanos perciben que sus propios problemas empeizan a tener un horizonte m�s optimista, el resto de las cuestiones pasar�n a un segundo plano; si n que ello siignifique que no se exijan cambios profudos en la forma de hacer y ejercer la actividad pol�tica, y mayores dosis de democracia real dentro y fera de los partidos.

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