Conocedor y consciente de lo que est� en juego, Pablo Rafael Ruz Gutierrez, juez del Juzgado �Central de Instrucci�n n�mero 5, va a dedicar cinco horas, al menos y si mantiene el calendario de citas , a preguntar a tres secretarios generales del PP y a dos trabajadores de ese partido por las finanzas, la contabilidad y los sobresueldos del primer partido del pa�s. El magistrado tiene en sus manos el sumario pol�tico m�s importante de la democracia desde ya los lejanos tiempos de Filesa, Malesa y Time Sport, las empresas que supusieron el comienzo del finde la hegemon�a electoral del PSOE y que comenzaron, tambi�n, por las declaraciones de un contable mal pagado.
Tan importantes como lo que puedan decir, afirmar y negar Francisco Alvarez �Cascos, Javier Arenas y Maria Dolores de Cospedal van a ser las declaraciones previas de Antonio Ortiz y �Cristobal P�ez, dos de los colaboradores m�s directos y cercanos a Luis Barcenas durante muchos a�os. Si de los tres primeros no se pueden esperar sorpresas, por m�s que Alvarez Cascos salera del partido para fundar Foro Asturias y convertirse en �breve presidente del Principado, y sus declaraciones deber�n sumarse a lo que el propio prsidente del PP y del gobierno dijo en la sesi�n de control en el Senado, de los otros dos testimonios se desprender� hasta que punto lo dicho y aportado por el extesorero es verdad o mentira. Podremos saber si la contabilidad B existi� y si los sobresueldos se pagaron con el PP ya en el gobierno.
Meticuloso y tranquilo desde que se hizo cargo de su prmer destino judicial en el municipio madrile�o de Navalcarnero, mucho antes de sustituir al expedientado Baltasar Garz�n, Pablo Ruz deber� continuar con ese camino que ha iniciado y tras los secretarios generales llegar� el turno, por simple coherencia jur�dica y procedimental, de los que han sido y son presidentes del partido en ese periodo de veinte a�os que est� sobre la mesa del juez. Muerto Manuel Fraga, podr�n ser llamados a declarar como testigos Jos� Mar�a Aznar y Mariano Rajoy para as� poder avanzar y hasta cerrar la instrucci�n sumarial, salvo que nuevas aportaciones documentales o nuevos testimonios aconsejen al magistrado a llamar a m�s testigos o inculpados en el caso.
De los tres secretarios generales que van a comparecer en estos d�as, si hacemos casos a las palabras de otro ex tesorero del Partido Popular como Angel �Sanchis, el primero en tener tratos directos y continuos con Luis Barcenas fue el que mas tiempo estuvo en el cargo, Alvarez Cascos, �y el que habr�a sido m�s amigo, Javier Arenas. Las relaciones m�s dif�ciles y cortas habr�an sido las protagonizadas por Cospedal, responsable de la salida de Barcenas de su antiguo cargo. No sabemos si ha habido conversaciones enttre ellos, de forma directa o indirecta a trav�s de otras personas, pero es l�gico que as� haya sido y que, pese a las malas relaciones internas entre Arenas y Cospedal, los dos hayan colocado los intereses del partido por encima de sus disputas y recelos personales.
Algo similar puede suceder entre Aznar y Rajoy, tambien protagonistas de sendos y p�blicos desencuentros en los �ltimos meses. Los dos han sido y son los m�ximos responsables del partido y al margen de los criterios pol�ticos, tambi�n lo son a nivel legal y judicial. Como se puede ver el largo culebr�n de Luis Barcenas tiene a�n recorrido importante y con figuras claves en el futuro �del gobierno y del partido que le apoya. No es de extra�ar que los dirigentes populares se est�n posicionando en dos grandes corrientes que van desde la defensa a ultranza del actual equilibrio tanto en el gobierno como en la organizaci�n y que plantean esperar a los comicios europeos del a�o que viene para realizar cambios en ambos escenarios; a aquellos que creen que el desgaste continuo del PP en todos los sondeos hay que cortarlo lo antes posible, con un cambio �radical en los nombres y en los mensajes que se lanzan a los ciudadanos. Estos �ltimos son los que aportan en sus argumentos los movimientos que se est�n produciendo en el PSOE para superar su propia crisis como una m�s de las razones para que sea este mismo oto�o el comienzo de una etapa que entierre lo que ha pasado hasta que estall� el �caso Barcenas.
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No(
