Botín se venga del Finantial Times


José Andrés, conquista América

En semanas como ésta, tan cargadas, conviene traer algo con lo que empezar, algo ameno, divertido, quizá bizarro, siempre distinto. Me escribe un amigo desde Estados Unidos y me dice que allí triunfa José Andrés, nuestro cocinero, no por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. José Andrés es exagerado, aspaventoso, pero sobre todo entusiasta, y el público americano que ve su Made in Spain celebra sus saltos de placer cada vez que prueba un guiso, se toma un vino o muerde la curva de un queso. José Andrés lo cuenta con vida, y eso al espectador de la televisión le gusta, aquí y en China. Para tener credibilidad hay que creerse las cosas, y este goloso pasado de peso, sin pudor para presentarse vestido con una chaqueta y un pantalón a punto de estallar de tan rotundas formas es recibido en los hogares americanos como un ser simpático, un habitante entusiasta de la televisión, un duende de las comidas que ruge cada vez que pone unas patatas a cocer en una salsa de tomate.

Bárcenas carga de nuevo

Un terremoto sacude el PP, que no sabe por dónde le da el aire. Habían pasado unos días inquietos, agazapados, esperando un nuevo golpe, sin moverse. Y aquí llega, en forma de papeles manuscritos. La letra es la suya, y los apuntes contables también. Hay quien se ve en los papeles y reacciona: Pio García Escudero y su crédito, y Jaime Ignacio del Burgo por unos duros pedidos para una concejal a la que la ETA le había volado el piso. ¿Y el resto? Los empresarios niegan pagos y donaciones, pero los 22 millones de Suiza indican que ahí había dinero, mucho dinero, y que Bárcenas tenía una caja secreta donde se quedaba con una parte, ¿quizá un 10% de lo recaudado? Tiembla el PP y Aznar se querella contra el diario que saca los manuscritos. Y la sensación que recorre el país es que estamos en el final de lo que hemos conocido, y que nadie se atreve a decir qué es lo que vendrá después. Todo el mundo daba por descontada la corrupción, aquí y allá, en un color y en el otro, pero ahora, en este momento de profunda crisis, es más corrosiva que nunca.

Botín se venga del Finantial Times

Llega el jueves con su avalancha de resultados bancarios. El primero, el Santander. Días antes, el Finantial Times le ha pedido en un artículo que deje paso a las nuevas generaciones, que abandone el barco que ha capitaneado con mano firme, el banco al que ha convertido en uno de los cinco grandes del mundo. Y Botín se sube a la tribuna de la Ciudad Financiera y desgrana sus razones: ha atravesado lo que el FT llama la tormenta perfecta mejor que otras entidades, infinitamente mejor que algunas británicas que han tenido que cambiar de capitán para salir de los escándalos y de las quiebras. El Santander presenta cifras de fortaleza aunque haya tenido que reducir beneficios por el ladrillo. Su resultado operativo (ingresos menos gastos) le pone en los 24.000 millones, y le sitúa como número uno de la banca mundial. Cuando a Botín le preguntan por su jubilación, dice que gracias a la experiencia el equipo directivo ha podido pasar esa tormenta perfecta. Y cuando le insisten recuerda que la Reina de Inglaterra, a sus 86, sigue al frente de la nación.

Las fiestas de Mato

A Mato se le han atragantado los cumpleaños de los niños. La Udef, si, la misma que investigó el patrimonio de los Pujol y sus negocios y cuentas suizas y en paraísos fiscales, dice que la trama de Gürtel, los Correa, el Bigottes, y compañía, le pagaron las fiestas de los niños, algunos viajes, coches de alquiler, billetes, hoteles, y toda la parafernalia de una familia situada en las esferas del poder. El marido, Sepúlveda, era alcalde de Pozuelo, y tuvo que dejar el cargo cuando se supo que le habían regalado un Jaguar que la señora no vio nunca en el garaje. La posición de Mato es insostenible, y por mucho que le duela a la señora, debería dimitir, o ser destituida, que son los dos caminos que se pueden tomar para despejar de la administración pública a los que reúnen un grado alto de sospecha de corrupción. No pasará ni lo uno ni lo otro, me temo, y el PP y el gobierno perderán una gran oportunidad de dar ejemplo, de depurar, de limpiar. No sirve que Sepúlveda diga en un comunicado que su señora estaba al margen de todo. Es posible que hicieran vidas separadas, pero su sociedad marital era común.

Mariano se vuelve a equivocar

Paseo por un Madrid tomado por la policía: el de la calle Génova, cortada. No sé por qué se tiene que suspender el tráfico por una arteria que baja hasta Colón. Entiendo que las protestas son compatibles con el tráfico, pero me encuentro la zona blindada, rodeada de policías en las calles que suben desde el barrio de Chueca hasta la colina de Alonso Martínez. Y Mariano sale a primera de la tarde, como en aquella noche aciaga del 13 de marzo. Sale por un plasma que mira hacia la sala de prensa, y no hay preguntas, tan solo una declaración hecha frente al comité ejecutivo del PP. “Nunca he cobrado dinero negro, ni he repartido dinero negro”. Bien. La mayoría no le cree, no basta, no es suficiente. ¿Ha amparado usted alguna vez a a quien sí cobró ese dinero negro, a quien desvió fondos a sus cuentas de Suiza, a quien pagaba bajo la mesa con dinero conseguido de donaciones que rompían las limitaciones legales? Mariano dice la suya y se va, mientras unas decenas de manifestantes convierten en noticia el acoso a las sedes del Partido Popular. El error de una declaración blindada tras el plasma. Nunca aprenderán a coger el toro por los cuernos y domeñarlo.

Rubalcaba aprovecha el domingo

¿Por qué será que todo esto recuerda a aquel 13 de marzo? Quizá porque son los mismos actores: un Mariano acorralado y un Alfredo que se frotaba las manos con la caída de su adversario, un Rubalcaba que empujaba desde la azotea con aquel “que parezca un accidente”. Es el fracaso de los dos, el uno incapaz de defenderse con convicción; el otro inhabilitado ante una opinión pública que recuerda su pasado, su currículum de expedientes ocultos. Los dos son la muestra de que el bipartidismo ha muerto, de que España se enfrenta a la necesidad de reformas profundas en los partidos, en la dirección del país. Los grandes partidos están agotados, la Corona cuestionada por las corrupciones de los duques de Palma, los árbitros judiciales sin prestigio, y la economía agotada por una crisis que ha hecho aflorar la podredumbre de todos estos años, que estaba oculta bajo la capa de pintura, el maquillaje de la abundancia.

El fisco de Pilar Bardem

Dice en algún artículo Pérez Reverte que España es una dictadura fiscal. No me cabe duda. A los profesionales Hacienda no les deja colar los trajes que necesitan para su trabajo diario de abogados, sus batas para hacer de médicos, pero a Mariano el partido le puede pagar sus trajes sin que cuenten como pago en especie. Hay una regla para medir a los de arriba, y una mucho más estrecha para hacerlo con los de abajo. Y en esa dictadura fiscal, cada uno pugno por conseguir que su actividad se convierta en un nuevo impuesto con el que recaudar. Aquí tienen de nuevo a Pilar Bardem, que pide con su asociación de actores que se grabe con 80 euros anuales a los bares y locales públicos que tengan televisión. No es suficiente con el IVA, y la SGAE y todos los que pasan por la caja, que ahora se suman nuevos extorsionadores. No es suficiente con tener una clase política extractiva, que ha estado viviendo del dinero generado por las empresas, por las actividades mercantiles, por la iniciativa personal de cada uno. Ahora también son los actores los que quieren chupar de la teta mercantil de bares y restaurantes. Privados de la subvención, Pilar y sus actores están buscando quién pague sus fiestas y su tren de vida.


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